jueves, 28 de enero de 2010

AMUSEMENT EL JUEGO DEL MAL (2008)


Tras cantidad de slashers cortados siempre por el mismo patrón, con un final que se ve a la legua, un asesino poco carismático y una evolución de la trama aburrida y común, voy y me encuentro con esta desconocida película, que en Estados Unidos fue un fiasco y aquí sólo se ha estrenado en DVD, con escasa repercusión, a pesar de una portada la mar de sugerente, oyes. Amusement, que sólo he podido disfrutar en su versión doblada al mexicano, cuenta la historia de un niño que, tras pasar unos años en un reformatorio, pretende vengarse a las malas de tres niñas que se burlaron de él durante su infancia, por culpa de una maqueta construída por él, un tanto especial. Así, cuando ya son todos mayorcitos, el villano de la función, que se ha fabricado una casa de torturas bien maja, va dando caza a cada una, sin importarle quién se ponga por medio.

Hasta ahí, la sinopsis nos remite a mil títulos más de las mismas características, pero la diferencia radica en su estructura narrativa, dividida por capítulos. En cada uno se nos relata la odisea que pasa cada joven, mientras el malote intenta cogerla. De ese modo, en cada parte se nos presenta a la chica en cuestión con un letrerito indicativo de su nombre, su situación, su gente y enseguida hace aparición el asesino, que no tiene contemplaciones. Quizá penseis que soy mala persona por haberos destripado la identidad del loco, pero es que ya lo sabemos a las primeras de cambio, en la primera historia. Puede ser que su fracaso haya sido ocasionado por esta narrativa tan extraña, que divide los capítulos de una manera equitativa, hasta una asfixiante parte final, cargada de tópicos, donde las tres muchachas (que están bien ricas) son perseguidas y tratan de huir.

El caso es que la película incurre en bastantes errores de guión, como no explicar bien los flash-backs, el papel de la mujer policía del final o el hecho de contar con una introducción tan larga, que deja al espectador descolocado, si previamente no conoce a lo que se enfrenta. Sin embargo, se disfruta mucho y es un soplo de aire fresco para este cine, a pesar de que nadie la conozca. Eso sí, su factura técnica es impecable y las actuaciones son muy buenas, incluso las de las chicas gritonas. El asesino es más chulo que un ocho y hay que disfrutar de su siniestra sonrisa en la versión original.

De las tres historias relatadas, las mejores son las dos primeras, especialmente la segunda, que incluye un payaso muy especial y que producirá escalofríos a más de uno. Esperemos que esta peli alcance la fama que se merece en un tiempecito.

miércoles, 27 de enero de 2010

D-TOX OJO ASESINO (2002)


Muchos pensaréis que me he vuelto loco al meter una peli de Stallone entre las entradas de este blog (otros no pensarán nada y otros ni conocerán mi blog), pero lo hago con todas las de la ley, pues D-Tox es un filme de terror con dosis de acción y suspense, que aunque pasó bastante desapercibido y tuvo poco éxito, es muy disfrutable y, en mi opinión, uno de los mejores trabajos de Sylvester Stallone en el campo de la actuación, así como una de sus más excitantes obras de los primeros 2000, cuando su carrera parecía acabada, tras unos largometrajes poco afortunados.

Se podría decir que esta película está más enfocada hacia los fans del cine de acción que hacia los del terror, pero esa idea cambia cuando nos encontramos ante un asesino de policías que se disfraza con un chambergo enorme, y emplea las más horribles torturas hacia sus víctimas. También hay que percatarse de que el director del cotarro es Jim Gillespie, dire también de Sé lo que Hicísteis el Último Verano, cuyo psicópata también va a la moda y usa una ropa similar a la del villano de esta peli. Vale, que sale Stallone persiguiendo al malo de turno y otras caras conocidas del cine de sudor y cervezas, como Tom "El Sustituto" Berenger o Robert Patrick, el mítico T-1000 atleta de Terminator 2, pero tras unos minutos de metraje, nos damos cuenta de que no es un thriller convencional, sino más bien un slasher, donde cambiamos a los jovencitos guapos por un grupo de policías con problemas varios (alcohol, depresiones, ganas de matar a Belén Esteban...), que son encerrados por un tiempo en una antigua cárcel en medio de una nevada tremenda, siendo asesinados por alguien que puede estar entre ellos.

Al principio la cosa tira más hacia la investigación del asesino, pero sus métodos son tan rebuscados y gore, que nos damos cuenta de la intención del director al contar su historia. Prefiere un peli con asesino de policías, algo muy interesante, como lo son las relaciones entre los agentes problemáticos. Stallone es el madero encargado del caso, pero cuando le coge demasiado cerca y piensa que ya ha cazado al culpable, su vida se desmorona. Años después, es llevado a la citada cárcel, con el fin de hacer terapia con el resto de agentes. Es entonces cuando nos hallamos frente a un Gran Hermano sin Mercedes Milá, donde los concursantes son asesinados sin remedio, ya que no pueden escapar de sus habitaciones. Lo cierto es que esta idea para la próxima edición del formato de Telecinco, sería más interesante que ahora. Comienza una nueva investigación, pero ¿quién será el matón? ¿Será el propio Sly, que quedó traumatizado al saber que no pescó al auténtico autor de los hechos? Todos estos ingredientes dan como resultado un thriller de terror muy efectivo, interesante, entretenido y, aunque tópico en algunos momentos, recomendable a tope.

Al hacer esta película, Stallone venía de dos fracasos comerciales como Driven, que él mismo escribió, y Get Carter, remake de Asesino Implacable. He de decir que Driven es un peliculón, que refleja muy bien el mundo de la Fórmula 1 y que Fernando Alonso se pone cada noche antes de acostarse; por desgracia, la gente no supo apreciarla y pasó con más pena que gloria. No puedo decir lo mismo de Get Carter, una basura que jamás debió existir (su único momento chulo es una pelea en un bar con Mickey Rourke); el culpable fue el director, incompetente a más no poder. Sin embargo, Rocky Balboa se embarcó en este proyecto, que tardó dos años en ver la luz, estrenándose en muy pocas salas y con malos resultados (algo normal si estrenas un filme en poco más de 70 salas), mas tuvo buenos rendimientos en los videoclubles. Os recomiendo que le deis una oportunidad a esta cinta, una de las mejores de Stallone y de su director, con un final impactante, unos personajes chulos que suponen un homenaje a La Cosa de Carpenter, y unas muertes ingeniosas y crueles.

Como dato, el director hizo después otra cinta de miedo: Envenenados.

martes, 26 de enero de 2010

AULLIDOS (1981)


Todos aquellos que tuvimos la fortuna de nacer en los años 80, sin reggaeton en las radios, sin programas del corazón en la tele cada tarde, sin bullying en las clases y con ideas que iban al cine, pero que serían impensables hoy en día, recordamos con cariño y con una mano en el corazón, a ese artista y fenómenou (en palabras de El Fary) que fue Joe Dante. Y lo digo en pasado, porque no se sabe muy bien en qué agujero está metido en los últimos años. Los 80, sin duda, fueron suyos, gracias a un puñado de películas que recogían lo mejor de la serie B, aportando un puntito de humor, que las hacía bien agradables de ver. Un grupo de películas ochenteras a más no poder, que todo Dios ha visto y disfrutado, que tienen pocas críticas negativas a sus espaldas, que conformaron una época y que resultan de lo más entretenidas. Partiendo de ideas tontorronas, que no darían más que para un episodio corto de una serie de terror o ciencia-ficción, Dante creaba un mundo en el que era fácil entrar, donde te lo creías todo, a pesar de unas propuestas ridículas sobre el papel. Así, nos podemos imaginar al productor de turno arqueando la ceja mientras lee una sinopsis sobre un grupo de bichos verdes que matan gente y manipulan todo tipo de cacharros eléctricos, que se multiplican con el agua y mutan si comen después de medianoche. O ese otro productor que se ríe en sus narices, al leer la historia de unas pirañas que matan a la gente en un parque acuático. Pero Joe Dante dirigió esas historias y las convirtió en éxitos y en clásicos del cine, que serán recordados tras su muerte. Por desgracia, en los últimos años de la década de los 90, los estudios se olvidaron un poco de él, optando por películas más normalitas y olvidando la fantasía y calidad que rezumaba este hombre. Sin embargo, le dio tiempo a currar en televisión y a dirigir varias pelis bien interesantes, como Pequeños Guerreros, Looney Tunes De Nuevo en Accción o el capítulo Homecoming para la serie Masters of Horror. Y ahora está enfrascado en un nuevo título del que poco se sabe aún (The Hole), y con el que esperemos que vuelva a sus años mozos y de calidad.

La que nos ocupa es su quinta película en cine, que gozó de un gran éxito de público, debido a la fiebre por los hombres lobo. Y es que ese mismo año, John Landis estrenó Un Hombre Loco Americano en Londres, que contaba con unos efectos especiales maravillosos y un humor negro también especial. Por ello, la gente se animó a ver otra película de seres que se transforman con la luna llena, pero aquí la cosa cambiaba, sin seguir los cánones establecidos por la leyenda popular y los mitos. Olvidaos también de la comedia, a pesar de los estrambóticos personajes que aparecen. Michael J. Fox no sale transformándose en lobo y ganando partidos de baloncesto. La película comienza de una manera bastante cruda, en la que una periodista tiene una "cita" con un admirador, dentro de la cabina de un sex-shop. Todo ello está siendo seguido por la policía, por la pareja de la protagonista y por sus compañeros del informativo de televisión que presenta. La mujer entra en la cabina, disfruta de una escena muy pero muy cruel (a mí se me quedó en la retina durante años, cuando era un mozuelo), y tiene un encuentro muy extraño con su fan número uno. Después de tan traumática experiencia, su médico le recomienda pasar una temporada en una comunidad que ha montado en el bosque, junto a otras personas con problemas y su maridito. Y ahí todo se empieza a liar.

Dante nos cuenta una historia de lobo-hombres nada común, alejada de las clásicas. Aquí no hace falta luna llena para la transformación, sino que cada uno se convierte cuando le sale del moño, todo un acierto. Además, así no hace falta rodar de noche las escenas de los ataques. Los efectos son casi tan buenos como los de Un Hombre Lobo Americano en Londres, con unas conversiones explícitas, sangrientas y muy reales. Te crees cada uña que crece y cada pelo que sale (magnífica es la transformación del marido y su amante). Por otro lado, descubrimos que estos seres no son solitarios, sino que viven entre nosotros desde tiempos inmemoriales, ocultos, sabiendo el rechazo que provocarían. Todo se ambienta en la comunidad en el campo adonde van a parar los protagonistas, con un bosque siemple lleno de niebla, unas cabañas bien tétricas y un paraje que invita a pasar miedo.

Nada aburre en este filme, que hasta cuenta con el cameo de Roger Corman saliendo de una cabina telefónica, pues fue quien descubrió a Dante, años atrás. Su humor es más crudo que en Gremlins o en Matinee, ya que hay escenas de auténtico sufrimiento y gran crueldad (la persecución a la amiga de la periodista), y su final es una maravilla. Sin embargo, en la actualidad es una de las pelis menos conocidas de su director, algo que habría que modificar. Una pena que Dante no se encargarse de las secuelas, que llegan hasta el número 7, pues habrian sido mejores. En serio, la mayoría son nefastas, infumables e inclusive dolorosas para el ojo humano, no preparado para semejante sufrimiento.

Pero ésta es un clásico de las pelis con hombres lobo de por medio, ahora tan de moda a la espera del estreno del remake de Benicio del Toro.

lunes, 18 de enero de 2010

BRAIN DAMAGE (1988)


Hace poco (quizá demasiado poco para mi cerebro) hablé sobre Basket Case, ópera prima del cineasta Frank Henenlotter, que me pareció una obra sobrevalorada, aburrida y mal realizada (además de otros adjetivos aún peores). Pues bien, hoy me toca hablar sobre su segundo filme, y es que tardó 6 años en rodar una nueva peli; por algo sería.

Cuando era un pequeño zagalín, la obra de este hombre me parecía muy interesante, aunque sólo de oídas y por los anuncios de sus películas, que condensaban todos los momentos gore y de monstruos, dejando a un lado el hastío y los planos mal enfocados. Pero cierto día, me topé en la televisión por cable con este Brain Damage, acerca de una especie de criatura-cerebro que se empeña en dominar mentalmente a un chaval, que mata a víctimas para saciar con su sangre a dicho ser. Como ocurría con Basket Case, tenemos una premisa más o menos curiosa, que se pierde en un metraje alargado y soso, que estás deseando que acabe cuanto antes, para que termine el suplicio.

Y es que la historia es un soberano coñazo, con el joven persiguiendo a gente a la que asesinar, pero comiéndose el tarro por lo que está haciendo, que considera malo. El bicho, de nuevo, vuelve a estar fatal creado y su voz con eco termina molestando al más sordo del lugar. La relación entre ambos es confusa, pues no sabes si se llevan bien o mal, si el cerebro es bueno, o qué pasa (a lo mejor tienen algo en la cama). Eso sí, algunas partes sangrientas están muy bien rodadas y causan grima. Se nota que aquí tenía algo más de dinero y de producción detrás del proyecto.

Al director no se le puede negar ser un alma libre al contar sus historias, pero si tuvieran más gracia, sería mejor para él y para sus espectadores. Aquí vuelve a tocar el asunto de las mentes conectadas, sin interés alguno. Otra película de Henenlotter con una sinopsis prometedora, pero que se queda en nada y menos. Las actuaciones son reguleras, los asesinatos escasos y el metraje excesivo. Es como una versión gore de Mi Novia es una Extraterrestre, pero sin Kim Basinger y peor.

Leer critica Brain damage en Muchocine.net

domingo, 17 de enero de 2010

LAS VAMPIRAS (1970)


Podríamos decir que Las Vampiras es uno de los mejores títulos del ínclito Jess Franco (o Jesús Franco, o Jess Frank, o... mil pseudónimos más), cineasta español galardonado hace un año con el Goya de Honor, que ha consagrado toda su vida al cine y lo sigue haciendo, a pesar de no ser muy amigo del Régimen del señor con el que comparte apellido (y poco más), y tener que marcharse a otros países para realizar el cine que él quería, un cine sin tapujos destinado a gente sin prejuicios, como el whisky ese. No obstante, teniendo en cuenta su extensísima filmografía, imposible de abarcar, no se puede afirmar al cien por cien que sea su mejor obra, que se acerca a los 300 títulos. Por otro lado, conociendo algunas de sus últimas aberraciones fílmicas, que rozan la pornografía barata y cutre-salchichera, es normal que esta cinta resalte, al estar hecha en una época poco dada a transgredir.

Se trata de una película cargada de metáforas y de un gran carácter onírico, destilado por cada plano, cada escena y cada secuencia. A lo mejor no era la intención del autor, pero cada cosa que sucede parece que tiene su justificación, dentro de un ambiente repleto de lirismo y donde los cánones y estereotipos que todos conocemos sobre el cine de vampiros, son desechados y sometidos a un giro de 180º. Especial importancia cobra el significado de tres elementos claves dentro de la historia: la cometa, el escorpión y la mariposa, que se mencionarán varias veces a lo largo de la trama y que tendrán mucho que ver con lo que ocurre en la historia principal. Sin ir más lejos, el final, donde la protagonista, mediante voz en off, explica la resolución de todo, hace referencia explícita a dichos elementos, que tendrían una equivalencia con las situaciones planteadas en la película y con sus personajes. La película está cargada de imágenes fuertes y evocadoras, que no están escogidas al azar, sino que proporcionan un halo concreto al resultado definitivo. La música, basada principalmente en composiciones de jazz del propio Franco, con voces femeninas de fondo, contribuye a dicho cometido, resaltando el sueño que parece impregnar todo (por ejemplo, el tema del comienzo es genial y representativo de lo que viene a continuación, acompañado por una explicación y por imágenes de la vampira principal).

Pero no sólo se trata de imágenes potentes, sino que éstas se hallan al servicio de una historia, que supone una vuelta de tuerca al mito de Drácula y el vampiro. Aquí no hay vampiro, sino una vampira bien sexy. Jonathan Harker es sustituido también por una mujer, que se desplaza al castillo de la vampira para venderle unas propiedades, junto a su esposo. También se rompe con las leyendas de siempre, pues la vampira, tranquilamente, se tumba en la playa a tomar el sol, con su cuerpo bronceándose y llevando unas gafas de sol de lo más setenteras. Lo que no varía es la sensualidad del mordisco del monstruo, que provoca una dependencia por parte de la víctima, como sucede con la mujer que está internada en el psiquiátrico por culpa de este ser, y con la rubia protagonista. Debido a ello, tenemos momentos plagados de erotismo entre ambas, que elevan la temperatura hasta donde el mercurio no alcanza. A mí, estas decisiones me parecen una genialidad, aportando cosas nuevas al manido esquema de las pelis vampíricas, bastante cascadas ya por la Hammer en aquellos años.

Pero si hay algo que realmente destaca en el conjunto global, es Soledad Miranda, que interpreta a la vampira, una guapísima sevillana, cuya mirada reflejaba más que cualquier palabra, con una sensualidad innata y unas maneras de estrella total. No hay más que ver su striptease del comienzo en el local, junto a una mujer que actúa como un maniquí (¿o es al revés?), donde su mirada perdida contrasta con unos movimientos maravillosos. Desgraciadamente, meses después del rodaje de este filme, yendo en coche a firmar un contrato multimillonario con una productora norteamericana, sufrió un accidente de coche fatal. El cine español y mundial perdió a una prometedora estrella, que Jess Franco supo descubrir antes que nadie. Y es que el madrileño director es un visionario en cuanto a sus actrices, pues siempre elige mujerones en todos los aspectos. Tampoco se queda atrás su víctima, una rubia alemana más bien rellenita, que sufre en sus carnes (literalmente) el acoso de la vampira, en quien no puede dejar de pensar, hipnotizada por sus colmillos.

Aquí, los varones tienen menos importancia, aunque son personajes interesantes, como el ayudante de la vampira o el director del manicomio, una suerte de Van Helsing moderno. Mención aparte se merece el propio Jess Franco, que se da un homenaje con un pequeño papel de loco violador y asesino, que le viene que ni pintao, con la facha que tenía en aquella etapa. No aporta demasiado a la trama, pero es la mar de simpático y chulo.

El primer título de la peli fue Vampyros Lesbos, pero se cambió para su versión española, que incluso redujo su metraje por su contenido erótico. Una pena, aunque en la edición en DVD se puede encontrar casi todo lo rodado. Varias pelis posteriores de Franco han sido remakes inconfesos de esta obra, una de las más conocidas y respetadas del cineasta español.

Un clásico de culto, con un ritmo lento, pero lleno de imágenes magníficas.

viernes, 15 de enero de 2010

BASKET CASE (1982)


Siempre se menciona este título de basurero cuando alguien se pone a recordar títulos videocluberos de una infancia traumada. Lo peor es que las mentes más retorcidas y deformes, recuerdan Basket Case como una peli graciosa, entretenida y hasta buena, algo muy alejado de la realidad. Lo que sucede es que la inocencia de nuestra infancia, hace que todo lo veamos de otro modo, mucho mejor, provocando que recordemos auténticas mierdas, como si fueran maravillas incomparables. Pues este es casi el paradigma de semejante ejemplo.

Vale, es una película que en su época, sobre todo gracias al esplendor del VHS en los 80, gozó de cierta popularidad. Supongo que por la portada, que tenía buena pinta, o por el boca a oreja, que tanto se llevaba. Pero eso tampoco es muy meritorio, teniendo en cuenta que el presupuesto era ínfimo, ya que tanto los actores como los efectos especiales dan más pena que un ratoncito blanco siendo devorado por una anaconda. Su artífice (ya puede estar orgulloso el tipo) es Frank Henenlotter, que produjo, escribió y dirigió el filme. Además, también se encargó de manejar al monstruo con su mano, como una marioneta, cosa cutre a más no poder.

La historia va de unos hermanos siameses que son separados quirúrgicamente. Hast ahí todo normal, pero es que mientras uno de ellos es un joven corriente, el otro es un monstruo horrendo que le sale de un costado. Unos médicos practican la operación, a petición del padre, que quiere ver muerto a ese terrible ser. Pero algo falla (no sabemos qué) y el bichardo sobrevive, siendo cuidado por su hermano, con el que guarda una relación telepática (espero que nada más) y por su tía. Años más tarde, ambos viajan hasta New York New York, con el propósito de matar a aquellos médicos que les intentaron separar años atrás. Y es que el rencor carece de límites, amigos. ¿Y la canasta del título? Pues es ahí donde el hermano feo va escondido siempre. Por cierto, que en España, esta cosa se tituló ¿Dónde te escondes, hermano?, lo cual reafirma la cutrez del asunto.

Con dicha premisa y las características antes mencionadas, pretenden vendernos una moto cargada de gore y humor, pero el resultado es un chusco aburrido y demasiado estirado. Se nota que el tema está rodado en 16mm, lo que le da a la imagen un tono feucho y granulado que no le favorece para nada; en otros casos ochenteros, aporta un cierto encanto, pero aquí ni eso. Lo cierto es que hay momentos logrados e ingeniosos, como la muerte de la veterinaria o el intento de violación por parte del hermano malo, un momentazo en toda regla, que pondrá brutos a los más degenerados del lugar. Luego está el flashback donde asistimos a la infancia de tan entrañables hermanos, que es más interesante que el resto de película, pero ni aun así. Lo más nefasto es que intentan colarnos una semihistoria de amor, que resulta insulsa y sólo es una excusa para el final, que no contaré por aquí, pero que se ve a las mil leguas. Total, que todos estos ingredientes de peli de terror indie, cutre y con momentos de risa, que a Peter Jackson o Sam Raimi les funcionaron tan bien, aquí ofrecen un espectáculo tonto, un aburrimiento de tomo y lomo. Por cierto, que muchas escenas con el mostrenco están rodadas con la técnica del Stop-Motion, tan desfasado ya en su año de estreno, y que provocan pena en los ataques a las víctimas.

Los 80 fueron muy grandes, mas también conviene no olvidarse de títulos tan nefastos como este. La peli tuvo dos secuelas más que todavía no he sufrido, pero todo se andará. El director se siguió dedicando al género, con pelis bastante tristes, como Brain Damage, aunque también se habla de una tal Frankenhooker, que parece incluso divertida, lo cual es mucho para este cineasta.

Lo dicho, una peli considerada de culto, pero muy aburrida. Así que si alguien la menciona en alguna reunión para hablar de cine culto, no se corten en ponerla a parir.

FRANKENSTEIN (1931)


Sin duda que quepa, uno de los grandes clásicos del terror mundial y Universal (¿pillais el chiste?), creador de un icono que ha llegado hasta nuestros días, generador de infinitas secuelas y copias, y que supuso el comienzo de las producciones de horror por parte de la Universal y otras productoras, que hacían pelis de este tipo como churros, siempre con los mismos personajes, pero con un encanto y unas historias que hoy no se ven.

Todos conocemos la historia de Frankenstein o el moderno Prometeo, creado por la escritora Mary Shelley, que no me suena que tenga otros libros conocidos (otro caso de fama que se vuelve en tu contra). Se trata del científico medio chiflado que crea a un ser con miembros de otros cuerpos, intentando explicar que puede haber vida más allá de la muerte, pero su obra se vuelve en su contra, pues no desea ser moldeada, sino que tiene su propia conciencia y quiere ser libre, incluso sentir el amor.

En esta primera adaptación al cine (antes se había hecho un corto bastante aburrido con el personaje), dirigida por el gran James Whale, el monstruo es encarnado por el ya mítico Boris Karloff (o Karlorrrrr, según los chicos de Muchachada Nui), que desarrolla un tremendo personaje, que aporta terror y ternura a partes iguales, ya que no sabe el alcance de sus actos, pues él no ha elegido ser así. Esto se observa en la escena en la que el ser se encuentra con la niña, que juega cerca de un río. El monstruo comienza a lanzar flores al agua y se divierte, viendo cómo flotan. Entonces, arroja a la pequeña niña al río, que se ahoga, pero él no es responsable, pues actúa como un crío, sin conocer las consecuencias. Nadie le ha explicado lo que es la vida, a pesar de su apariencia adulta. Él sólo pide ser libre, mientras se halla atormentado.

El personaje del científico que le crea, es incluso más interesante en este filme, pues se vuelve loco intentando que su creación cobre vida, pero se da cuenta del mal que ha hecho, una vez el pueblo quiere su muerte. La relación con su padre, su prometida y su mejor amigo, que intentan persuadirle de sus actos, es harto interesante. Pero claro, lo chulo comienza una vez que el monstruo se pone a matar, dirigiéndose al poblado, donde la gente le quiere muerto. Mítico y archiconocido es el final, con los habitantes yendo al castillo de Frankenstein (curiosamente, aquí al científico, en lugar de Victor, se le llama Henry), con las antorchas en alto para quemar al monstruo.

Esta película comienza con una presentación frente a un telón, como si nos encontráramos en un teatro, donde se nos aclara que lo que vamos a ver es auténtico. Como curiosidad, Karloff se tenía que someter a diario a muchas horas de maquillaje para su personaje, sobre todo para los tornillos, de lo que acabó bastante harto, aunque repitió en la piel de Frankenstein en más ocasiones. También dio vida a La Momia, de Karl Freund.

Todo un clásico de la época dorada de Hollywood, que nadie debería perderse. Ni los fans del terror ni los que aman el cine en general, pues es una peli que da miedo y con imágenes muy sugerentes, pero también de gran ternura y que invita a la reflexión.

miércoles, 13 de enero de 2010

SAW (2004)


Esta película supuso el comienzo de una de las franquicias más rentables y longevas de los últimos años, de las que ya no quedaban (hablo como un abuelo frente a la obra). Desde los maravillosos años ochenta no se veía nada similar, con sagas interminables como Viernes 13 o Pesadilla en Elm Street, y otras menos famosas pero que contaron con numerosas continuaciones hasta que llegaron los noventa, donde la sangre fue sustituida por demasiados fueras de campo. Y tuvo que llegar esta película estadounidense para recordarnos aquellos años, donde la truculencia no importaba. Lo cierto es que significó una gran sorpresa y revitalizó el género, un poco aburrido en los años anteriores. Esta peli, junto a otras como la genial Hostel del genial Eli Roth, dieron un vuelco al terror, cansado de ir destinado a toda la familia. No obstante, el título que nos ocupa no es demasiado gore, frente a sus secuelas, pero sí cuenta con imágenes muy desagradables y momentos de apartar la mirada de la pantalla. Basta con recordar el "cortecito" final con el serrucho, o la liberación de la chica con el casco arrancamandíbulas en su cabeza. Momentos en los que apenas salpica la sangre, pero que utilizan una sugerencia insana, obligándonos a imaginar lo que ocurre fuera de plano, para nuestra desgracia.

Hasta la fecha, la saga Saw ha visto cinco secuelas más, la última de las cuales vino precedida por la polémica que todos conocemos, y que denota que vivimos en un país con demasiados prejuicios, anclado en el pasado y que sólo busca llamar la atención frente al puro negocio. Ahí radica la doble moral de aquellos que censuran una peli violenta, pero que luego engañan a su pareja, pagan a prostitutas o ven porno. Pero bueno, dejemos ese tema que me caliento más que el cenicero de un bingo. Se trata de una franquicia que siempre ha seguido el mismo esquema, componiendo un puzzle enorme, que se ha engrandecido con las secuelas, llegando a puntos demasiado extraños, de los que sus respnsables no saben cómo salir. La sangre va en aumento con cada nueva entrega, así como lo enrevesado de los puzzles y trampas del villano de turno, encarnado por un gran Tobin Bell, que es ahora cuando ha encontrado la fama, con un personaje cruel, pero con su moral y su filosofía. De todas formas, la estética se mantiene en cada parte, los personajes y la historia, aunque a veces parezca que la escriben sobre la marcha.

Pero he aquí la mejor de todas, la primera, donde nada de lo que sucede es esperado. Es una obra muy original, bruta, con un malo muy interesante y una manera de asesinar especial. Supongo que todos sabemos de qué va la cosa: un hombre atormentado que secuestra a sus víctimas y las somete a perversos juegos, de los que pueden escapar con vida si tienen el suficiente estómago. Estas personas suelen llevar una mala vida, de ahí que se les ofrezca una segunda oportunidad. Unos juegos maquinados por una mente brillante, un MacGyver con mala leche, que se sirve de todo tipo de artilugios para torturar a sus presos.

Todo comienza con dos hombres que despiertan en una sala, sin conocerse, y a partir de ese instante, el puzzle va tomando forma, hasta llegar a un final cruel e inesperado, que ha dado paso a tantas secuelas, y las que están por venir. Y es que en principio, se pensó en llegar a nueve partes, teniendo en cuenta el éxito de estas pelis, baratas de producir (hay una nueva cada año, estrenada siempre cerca de octubre) y con un buen rendimiento en taquilla. La crítica, por supuesto, no importa nada. El nivel de truculencia y crueldad no había sido visto antes, por lo que no es de extrañar que todo el mundo hablase de la cinta con una mueca en la cara. Pero es algo que la gente necesitaba. Por supuesto, también contiene momentos espeluznantes, como el del fotógrafo que se queda a oscuras en casa y empieza a buscar por cada rincón, sólo con el flash de su cámara como ayuda, o las explicaciones del muñeco, que da cosica.

Una fórmula novedosa dio como resultado esta película, que se pierde un poco al contar la investigación sobre el malo, mientras esperamos que la cámara vuelva al baño donde están los protagonistas (uno de ellos es guionista de la propia peli), pero que funciona a las mil maravillas, tiene imágenes de esas que se te graban en la retina y ha dado pie a mil copias. Ya veremos hasta qué punto llega la franquicia, que se irá desgranando miembro a miembro por aquí.

martes, 12 de enero de 2010

ESCALOFRÍO EN LA NOCHE (1971)



Debut en la dirección del siempre interesante Clint Eastwood, que se aleja de las películas de héroes y vaqueros a los que acostumbraba en aquella época el cineasta, que a día de hoy, siempre es una apuesta segura para los Oscar (seguro que algún día le dan un Goya). Se aleja de sus anteriores obras, en el hecho de que aquí nos hallamos frente a una cinta de terror psicológico con notables influencias de Alfred Hitchcock en diversos aspectos: el uso de las sombras y la luz, los encuadres, los personajes y la propia historia, que hoy día nos resultaría corriente, pero que en su época fue transgresora e innovadora.

Eastwood y su arqueo de cejas interpretan a un locutor de radio, que conduce un programa nocturno donde se dedica a pinchar música jazz, a petición de sus oyentes. El tipo tiene una existencia bastante solitaria, debido a su nocturnidad, aunque tiene don de gentes y un amor olvidado. El caso es que no se encuentra tan solo como cree, pues cuenta con una ferviente admiradora entre su público, que cada noche llama al programa para escuchar el tema "Misty"; de ahí el título original, Play Misty for Me. Una noche, en el bar donde Eastwood suele acudir tras el programa, para pedirse un doble de algo, mientras el camarero limpia el local y escucha sus penas, se encuentra con una tipa de buen ver (al menos para aquella época tan hippy), a la que lleva a su casa y con la que se acuesta sin dudarlo. Esa chica resulta ser la rarita oyente que cada noche le pide la misma canción, pero a Eastwood, que es un machote, no le inquieta nada. Mas todo cambia en los días posteriores, cuando empieza a ser acosado de todos los modos posibles por la tía, que se presenta cada dos por tres en su casa, le sigue y no deja de llamarle. Y cuando el tito Clint se encuentra con un amor que le abandonó y comienza con ella una relación, todo se tuerce. Su fan número uno se vuelve loca y se pone a atacar a todo el entorno del locutor, incluyéndole a él, que no sabe cómo ponerle frenos a la situación.

Como veis, la historia recuerda mucho a otras cintas similares como Atracción Fatal, donde la mujer desquiciada acosa al hombre del que está enamorada, llegando al punto de hacerle daño para conseguirle. No obstante, esta película es casi pionera en ese aspecto, creando unos personajes muy interesantes, que te preocupan. Se nota mucho la influencia del maestro del suspense, ya que el director crea unas secuencias que dan verdadero miedo, siendo maravilloso el trabajo de la actriz principal (Jessica Walter), que parece loca pero loca. Cada vez que aparece te inquietas, pues no sabes cómo va a reaccionar. Y también es genial la secuencia final, en plena noche, o el ataque a la criada del prota.

Una peli con la que lo pasas mal, un gran trabajo como director y actor del gran Eastwood, que no es tan conocido como debería, aunque en su año de estreno gozó del aplauso unánime de crítica y público. Y también es una gozada para los amantes del jazz, que no para de sonar. ¡Incluso hay escenas en un macrofestival de este estilo musical!

lunes, 11 de enero de 2010

ESCAPANDO DE LA OSCURIDAD (2001)



Esta es una de esas pelis que en la televisión han emitido hasta la saciedad, en distintos horarios, con más o menos anuncios, pero siempre en Televisión Española. Parece ser que este canal tiene el monopolio de dicha película, o que nadie más se encuentra interesado en ponerla por televisión. Muchos domingos por la noche, hace unos años, la emitían tras las noticias, y la verdad es que tenía una pinta brutal, plagada de visiones aterradoras, con imágenes de esas que ponen los pelos de punta. Mi madre la llegó a ver en cierta ocasión, pero yo no pude acompañarla. De hecho, la pasaron varias veces hasta que definitivamente me decidí a grabarla en vídeo, un sábado por la noche. Desde entonces, creo que no la han vuelto a emitir; sería un complot para que la viera de una vez y no se cansaron de repetirla hasta que así fue. Pues bien, cuando mi madre la vio y yo le pregunté por la experiencia, me dijo que era muy rara, pero que se vio obligada a usar el zapping, pues algunas imágenes la habían perturbado, de lo bizarras y malrollistas que resultaban. Vamos, que no la vio entera, pero que se enteró más o menos de la trama.

El argumento no es muy allá: unos jóvenes que sufren un accidente de coche y cuando pasa el tiempo, las heridas siguen abiertas; unos se culpan a otros y la protagonista comienza a sufrir visiones, donde ve demonios y otros abogados. Lo cierto es que algunas de esas visiones dan repelús, debido a su realismo y al hecho de que no te las esperas. Se desarrollan en un mundo lleno de fans de Marylin Manson, son oscuras e incomprensibles, hasta que se va acercando el final y te das cuenta de qué va la cosa. Te percatas de que te la han metido doblada, hasta el fondo.

Y es que estamos ante una película tramposa tramposa, más que Pinocho jugando al póker, donde tenemos que llegar al final para que todo encaje, como un rompecabezas. Sin embargo, ese puzzle no es demasiado complicado y a las primeras de cambio sabes la resolución de la historia. Un final sin mérito, facilón y de los que ya hemos visto mil veces, que buscan sorprender al espectador, pero que ya cansan, la verdad. La falta de originalidad de los últimos años en Hollywood, se refleja en la proliferación de malos remakes, en las comedias románticas y en este tipo de finales, que se dan sobre todo en las pelis de terror. ¿Cuándo se darán cuenta de que esos The Ends ya están muy gastados y no impresionan?

Lo peor es que el filme se alarga demasiado, para lo que cuenta, pues sólo importan las visiones de la protagonista, a la que todos toman por loca. En cierto momento, deseamos que llegue el final, para que ese tostón se detenga. Como he dicho unas líneas atrás, algunas visiones epatan y dan miedito, de estas que te hacen saltar de la butaca, pero al final son reiterativas, y que una película base en eso sus 90 minutos, no es bueno. Quizá hubiera quedado bien en un corto de 20 minutos, pero no en un largo, que se hace cansino y aburrido.

Sería recomendable que alguien hiciese un remontaje que incluyese sólo los sustos y visiones, lo único interesante. El resto, paja. Menos mal que por ahí anda Eliza Dushku, actriz especializada en productos fantásticos y de terror, para animar el cotarro. Y es que da gusto verla (a la chica, no a la peli).

sábado, 9 de enero de 2010

DISTURBIA (2007)


Al enfrentarme a esta película, tenía bastante prejuicios en lo relativo a diversos aspectos: el argumento, mil veces visto, su condición de remake inconfeso, la participación de la familiar productora Dreamworks, y la elección de su protagonista, el cargante Shia LaBeouf, que ahora está hasta en la sopa (y encima se come a la tremenda Megan Fox en Transformers, lo que me revienta aún más). Pero el filme me ha metido una torta en toda la cara y me he encontrado ante una grata sorpresa, que si bien no es el peliculón del Siglo, entretiene y da gusto. Y es que a veces hay que dejar las exigencias a un lado y plantarse con la mente en blanco ante una historia, aunque nos la conozcamos ya de memoria, razón por la cual, cuando somos pequeños, queremos que mamá nos repita el mismo cuento una y otra vez, a pesar de que ya conocemos su final.

La película cuenta con un inicio muy bueno, donde presenciamos el accidente de coche en el que fallece el padre de LaBeouf, desencadenante de todo. Un año después, el jovencito está más perdido que Wally en el estadio del Atleti, y tras atacar a un profesor, el juez le obliga a llevar un aparato en su pierna, que le obliga a no alejarse de su casa más de 30 metros. Por culpa de esto, el muchacho se aburre como una ostra y no sabe qué hacer con su tiempo libre, en pleno período vacacional. Y como en verano la televisión es un tostón y su madre (la guapísima Carrie-Ann Moss) le corta la conexión a la X-Box, no tiene otro quehacer más que espiar a sus vecinos con unos prismáticos último modelo. Es así como conoce todos los entresijos del vecindario, cual abuela chismosa, y como entabla relación con su nueva vecina, una jovencita que está como un queso (aunque la cara le falla un poco), que se recrea con sus bikinis en la piscina. Todo parece ir bien, ya que su mejor amigo regresa de las vacaciones, pero la cosa se tuerce cuando descubre que su vecino de enfrente es un asesino. Y a partir de aquí, nos encontramos con todas las situaciones prototípicas de este tipo de pelis: nadie cree al protagonista, el asesino le descubre, su madre queda encandilada por el malo, el amigo se mete en la casa del asesino para hallar los cadáveres... Y es que ya conocemos este argumento, gracias a cientos de filmes anteriores, pero aquí la cosa está tan bien llevada, que entretiene y te deja buen sabor de boca, no como el brócoli.

Quizá sea gracias a una dirección muy rápida y amena, que no te deja respirar, y que impregna a la cinta de un halo de película juvenil que se agradece. Pero no estamos ante un slasher, ni mucho menos, sino a la investigación de unos jóvenes sobre el asesino de enfrente, un genial David Morse, que crea la perfecta combinación entre vecino amable, pero con un oscuro secreto. Vale, que desde el principio sabemos quién es el villano de la función, pero no importa, a pesar de quitarle el efecto sorpresa sorpresa. Sólo es relevante cómo delatará el prota al asesino de mujeres, sabiendo que no puede alejarse de casa.

Otro punto a favor es la interpretación de Shia (su apellido es muy difícil de escribir bien), que clava el personaje de joven perdido, con miles de caprichos, pero cuya vida da un giro de 180º. A lo mejor es que él es así en la realidad. Siempre me ha molestado este chaval, pues Transformers me aburre y la última de Indiana Jones significó una gran decepción, pero el niñato protegido de Spielberg, parece que tiene madera. Habrá que esperar a verle en otro tipo de proyectos, o si se mete en las drogas antes de tiempo. En cuanto a la Moss, no sale demasiado, pero me dio la impresión de verla algo viejuna; será que el cuero de Matrix le sentaba mejor que el papel de madre.

Pues eso, una peli muy entretenida, con algunos momentos muy logrados, y que se puede disfrutar en familia y a cualquier hora del día.

viernes, 8 de enero de 2010

STAY ALIVE (2006)


Pocas veces, una premisa tan jugosa y con tantas posibilidades, se ha quedado en una basura tan descomunal. Stay Alive demuestra la incompetencia de Hollywood en los últimos años, en lo que a cine de horror se refiere, pues parece que sólo sacan partido a los remakes de éxitos anteriores. Y si se dan de bruces con una historia maja, que pudiera atraer a jóvenes, aficionados al cine de miedo y seguidores del mundo de los videojuegos, hacen una película sumamente aburrida, carente de interés y mala, para decirlo con modales y finamente.
Fijaos en el argumento, que incluso tiene buena pinta: un grupo de jóvenes, tras la muerte de un amigo común en extrañas circunstancias, comienzan a jugar al último videojuego del que disfrutó su compañero fallecido. No obstante, uno a uno irán muriendo misteriosamente, hasta descubrir que si su personaje muere en el juego, ellos la diñan también en la vida real, algo que queda claro en el eslogan de la versión española, que hace referencia a este hecho. Además, el videojuego está plagado de monstruos, trampas y zombies, lo que lo hace más interesante y gore. Y es que el gore siempre es sinónimo de diversión.
Pero si a un equipo incompetente, más preocupado en sacar con prontitud la película a la luz que en crear una peli mínimamente decente, le sumas unos actores poco creíbles y un desarrollo estúpido y monótono, obtienes como resultado este garrafón de película, que ni los niños podrán disfrutar. Y lo vuelvo a repetir: mira que la premisa tenía gancho, pero no lo podían hacer bien, ¡no!
A toda la trama del videojuego, le meten una investigación policial cogida con pinzas y aburrida hasta el hartazgo. Los efectos especiales son cutres a más no poder. Hay pocas muertes, predecibles y sosas, a pesar de las posibilidades que aporta el juego (otros como Residente Evil o Silent Hill dan mil veces más canguelo). El propio diseño del juego es más feo que un pie ajeno. El actor de Malcolm (Frankie Muniz) aparece por ahí, con un personaje tonto y de diálogos imbéciles, que se carga aún más el filme, pues todavía le asociamos con su personaje televisivo fetiche; intenta hacer gracia pero ni por asomo lo logra. Los personajes enseguida tienen claro lo que está sucediendo, algo que no queda nada creíble. Y la historia que envuelve al videojuego maldito, relacionada con la Condesa Elizabeth Bathory, no casa con el espiritú del largo, y no le saban sacar provecho, sin sangre que salpique la pantalla y sin sustos siquiera.
Una cinta que se asemeja más a los productos televisivos de Antena 3 que a una superproducción made in Usa. Aburrida a pesar de sus escasos 80 minutos de duración, sin chicha y vergonzosa. Lo mejor, sin duda, el cartel original, donde se apreciaban unas manos ensangrentadas sujentando un mando de videoconsola. Y deja de contar.

DISTURBIO EN EL CEMENTERIO (1987)


Estamos ante la enésima película aburrida y casposa de Lamberto Bava, que siempre estará bajo la sombra de su papi, el interesante Mario Bava, y es normal, viendo semejante desastre. En otros casos, una película puede resultar desastrosa por unas interpretaciones penosas, un presupuesto ínfimo, un horrible guión para limpiarse los mocos, o un director incompetente, pero es que aquí todo eso se junta y da como resultado esta cinta de Bava, que incluso parece estar orgulloso de lo que está haciendo. Pienso que desperdiciar dinero en hacer una película así, es lo que nos ha llevado a la crisis actual.
Con Disturbio en el Cementerio, Bava demuestra que sabe crear expectación en torno a una idea sugerente y un título que rezuma serie B de la buena (o eso nos hacen creer). Recuerdo que cuando leí la sinopsis, decía que un grupo de jóvenes en la edad del pavo, pasaban una noche en unas catacumbas, enfrentándose a zombies, vampiros y demonios. Si mezclas ese argumento con el año de su estreno y el apellido Bava, piensas que tendrás un peli de terror harto entretenida, pero por desgracia, al terminar el filme estás más cerca del suicidio que de otra cosa. Creo que el estreno de esta película motivó muchas revueltas por Italia y asesinatos en diversos Institutos.
La película comienza bien, aunque eso no es un gran mérito. Una banda de macarras roban una tienda y escapan con su furgoneta, siendo perseguidos por la policía. Y todo ello con una pegadiza melodía rockera de fondo, de esas que tanto gustan a Argento y coetáneos. Pero en cuanto se introducen en un bosque y llegan al cementerio, todo se estropea. Por supuesto, los diálogos estúpidos e hirientes no dejan de sucederse, y para más inri, sólo una de las chicas de la pandilla está de buen ver, y ni siquiera.
Parece que la cosa se torna interesante, cuando creen ser perseguidos en el campo, por un monstruo gigante, cuyas huellas dejan al Yeti en mal lugar. ¡Pero ese bicho no llega a hacer acto de presencia en ningún momento! Los chavales, llegada la noche, se meten en una especie de mausoleo a dormir, a la intemperie, sin preocuparse por el frío o sus perseguidores. Una tontería más del guión, que sería salvable si el asunto fuera entretenido, pero ni por esas. En mitad de la noche se despiertan y encuentran ¡una taberna en medio del cementerio! Allí dentro descubren un tesoro y el tabernero les dice que, si consiguen pasar una noche entera en las catacumbas, obtendrán las riquezas de dicho tesoro. Los muchachos, movidos por la codicia y por un mal guión, ni se lo piensan y se meten allí, donde encuentran tumbas y más tumbas, de las que salen zombies muy feos (el maquillaje tiene su punto, eso sí), pero que ni siquiera suponen un peligro para el grupo, pues ni les pretenden matar ni nada de nada. Y teniendo en cuenta que la mayor parte del metraje se desarrolla en esa parte, nos hallamos ante un coñazo de tremendas proporciones. Descubrimos así que en la peli no hay vampiros ni demonios, sólo unos tontos zombies que intentan causar la risa en el espectador, pero que sólo dan vergüenza.
En cierto momento, parece que los personajes han muerto al escapar de la policía, y están en una especie de limbo, como en Reeker, pero eso ni se vuelve a mencionar y carece de importancia para el final, porque ninguno de los chicos muere ni es atacado.
Al final, salen del lugar, reciben su premio, pero son detenidos por los maderos, que les arrebatan el tesoro. Fin y a otra cosa. Una pérdida de tiempo, pero necesaria si se es un completista de la obra de estos autores italianos. Sin embargo, Lamberto no llega a su padre ni a la suela de las chanclas.

jueves, 7 de enero de 2010

AVATAR (2009)


Permitidme que haga un inciso en mi habitual (aunque todavía breve) paseo por el cine de terror, para tener un escarceo amoroso con un filme de ciencia-ficción pura y dura, que se acerca más al fantástico que al terror, a pesar de contar con varios momentos de pelos como escarpias. En este caso, que no creo que sea el único, voy a comentar mi experiencia 3D con Avatar, el estreno más esperado del año, probablemente, sobre el que se habían dicho mil cosas y las que están por venir (que si premios Oscar, que si una escena inédita de sexo en el DVD, que si secuelas...).
Como todos sabreis, el amigo Cameron se tiró como 12 años hasta que sacó este proyecto a la luz, ya que tuvo que crear una nueva tecnología para los efectos especiales de la cinta (está claro que no se tiró tanto tiempo para escribir el guión), y hace poco, finalmente y con gran expectación, se estrenó en cines de todo el mundo.
Hacía años que Cameron, otro Rey Midas de Hollywood, pues cualquier proyecto en sus manos tiene éxito (incluso ese tostón que fue Titanic, donde el hundimiento del barquito era lo mejor), hablaba sobre las grandes posibilidades de su nuevo filme, que consistiría en una nueva experiencia en una sala de cine, casi interactuando con lso personajes. La verdad es que la cosa no es para tanto, aunque el efecto 3D es más puro y realistas que nunca; no se utiliza para sorprender o asustar, como en San Valentín Sangriento 3D, sino que se emplea para aportar una mayor veracidad a la historia, como si la estuviésemos viviendo nosotros mismos. Eso sí que está logrado.
Han corrido ríos de tinta desde su estreno mundial, pues mucha gente se ha sentido decepcionada con el resultado final, por debajo de lo esperado. Pero en mi opinión, estamos ante una historia sencilla, vale, pero de las de toda la vida, con las que llevamos disfrutando desde que éramos pequeños, por lo que no hay que exigirle más. Los efectos especiales, el diseño del mundo de los bichos azules, las criaturas que habitan Pandora..., todo ello es maravilloso. La trama es muy normalita y mil veces vista, pero la película te lleva bien y te lo acabas creyendo, incluso sufres por ese mundo que está siendo invadido injustamente por los humanos. Y ahí reside la esencia del cine: si Cameron y su equipo han conseguido que empatices con unos monstruos azules gigantes, tiene muchísimo mérito. Y encima, las 2 horas y media se pasan volando, no como en Titanic, así que mejor.
En cuanto a los actores, Worthington está correcto y es una alegría ver de nuevo a la Teniente Ripley en plena acción. Y por qué no decirlo, me puse palote en varios momentos con la Na´vi protagonista.
Vamos, que me lo pasé como un niño con la peli, que cuenta con una batalla final épica y maravillosa, y con un malo muy malo, de los que le gustan a cualquiera. Y por favor, que se deje de comparar el filme con Pocahontas, que esa sí es mala y aburrida.
Ahora toca estar pendientes de lo próximo de Cameron, que ha evolucionado mucho desde su Pirañas 2 Los Vampiros del Mar, donde los pececitos carnívoros volaban.

miércoles, 6 de enero de 2010

SOLOMON KANE (2009)


A pesar de albergar algunas esperanzas antes de entrar en la sala de cine, Solomon Kane y su mundo de fantasía épica, hechizos, batallas y bichejos raros, ha resultado ser una profunda decepción para mí, hasta el punto de pensar en la baja por depresión, y eso que no trabajo.
Fui al cine con los ojos y la inocencia de un niño ávido de aventuras y entretenimiento sin pretensiones, pero según avanzaba la película, me aburría más y más, hasta el punto de envejecer y pensar que me la habían metido doblada. Sobre todo por el spot televisivo del filme, que prometía muchas batallas y adrenalina a tope, hasta que se te pusieran los pezones erectos. Pero nada más lejos, pues esta película, basada en los relatos de Robert E. Howard, no tiene nada que ver con el divertimento que supuso Conan en los 80. Lo cierto es que no conozco el personaje de Solomon en papel, pues sólo he accedido a cosillas de Conan el Bárbaro, que siempre me ha resultado más interesante, a pesar de su supuesta simplicidad. No obstante, una vez que te sumerges en sus hazañas y luchas, descubres que hay mucho más allá de unas portadas donde las mozas lucen unos perfectos y redondeados atributos; te encuentras con un mundo mágico, donde todo es posible, y a Conan metido en unos berenjenales de los que siempre sale triunfante, y con los que gozas mogollón. En cambio, no conocía el personaje de la cinta aquí comentada, pero no creo que en las novelas sea tan soso y coñazo como en pantalla. Quizá sean unas historias con una narrativa difícil y una historia compleja de trasladar al cine, aunque conociendo al autor de las novelas, no lo creo, pues Howard (como si fuera colega de toda la vida) prefiere divertir y crear tensión, conceptos que la película desconoce por completo. Normal que la sala de cine estuviera vacía en pleno día del espectador, aunque también habrá tenido que ver la Noche de Reyes y sus cabalgatas repletas de caramelos.
Pues bien, el largo tiene un inicio bastante prometedor, con Solomon y su grupo de guerreros, más malos que el hambre en agosto, entrando en un templo de Inglaterra por la fuerza. Aquí las peleas están muy bien conseguidas y esperas que todo siga así. Pero cuando llega un demonio que exige el alma de Solomon y este se convierte de la noche a la mañana en un hombre de paz, residiendo en un monasterio (algo poco creíble, la verdad), todo cae muchísimo y deseas que a Solomon se le vaya la pinza y vuelva a las andadas, luchando con todo y todos para conseguir tesoros y jóvenes doncellas a las que desvirgar.
Parece que la cosa arranca en varios momentos, pero nunca es así, pues James Purefoy, el actor protagonista, aparte de mostrar sus fornidos abdominales, no deja de estar inconsciente o borracho durante gran parte del metraje. De vez en cuando, para rellenar semejante aburrimiento, nos deleitan con flashbacks de su infancia, que demuestren cómo llegó a ser un tipo con mala baba.
En su viaje fuera del monasterio, de donde le expulsan, se encuentra con una familia muy campechana, casi como el Rey, la cual es atacada por un grupo de guerreros poseídos por una fuerza diabólica. Ante esto sólo puedes exclamar "¡al fin, ya hay hostias!", pero tampoco. Solomon se debate con sus demonios internos hasta que decide ir en busca de la hija de la familia, que ha resultado secuestrada, tras el asesinato de casi toda su familia (lo mejor es que degollan a un lindo jovencito). En realidad, el rapto de la niña es un simple motivo para obligar al héroe a ir tras ella.
En su búsqueda, llega a una Iglesia donde se encuentra con un párroco muy singular. Quizá la mejor parte, que no es decir mucho de la peli.
Y aunque para el final ya estamos más que cansados del engaño de una historia tan descafeinada y simple, hay un ápice de ilusión en nuestros corazones, por la batalla que se avecina. Pero ni aun así, ya que la lucha con el monstruo final, que parece lo mejor del trailer, dura nada y menos. Aunque por supuesto, el final deja claro que hay intención de hacer segunda parte. Esperemos que no, o que sea más amena.
En conclusión, nada que ver con El Señor de los Anillos, pues no hay tensión ni peleas chulas (ni tan siquiera un personaje con carisma o una buena historia), ni con En El Nombre del Rey, ya que tampoco te ríes de lo mala que es.

martes, 5 de enero de 2010

EL DIABLO METIÓ LA MANO (1999)


Recuerdo que en el momento del estreno de este largometraje, todo el mundo hablaba de él a las mil maravillas y no había nadie que no la hubiera visto, puesto que se trata de una cinta de adolescentes para MUY adolescentes. Ahora, años después de su estreno oficial, me han entrado ganas de verla y puedo incluirme en ese grupo de privilegiados que la han podido disfrutar. Y es que El Diablo Metió la Mano (Idle Hands en su versión original) es una película divertida, con tetas y chistes sobre porros, aderezada con algo de terror para que la trama no se quede en nada, aunque hay momentos en los que, debido a su precariedad argumental, nos da la impresión de que se va a acabar.
Por tanto, los jovenzuelos que la vieran en su época, sin contar con gran número de neuronas, la podían disfrutar sin pedirle demasiado, lo mismo que me ha ocurrido a mí en este visionado y eso que ya cuento con más añitos. No obstante, a pesar de lo estúpida que pueda resultar, es mucho mejor que algunas de sus hermanas mayores y serias, que estaban aflorando por las salas en aquellos años, a raíz del éxito de Scream y sus adolescentes chillonas. Y eso es debido a que la mezcla de la película funciona: por un lado tenemos la historia de un joven fumeta que no tiene oficio ni beneficio, cuya mano es poseída por un demonio, obligándole a matar. Este mozo es Devon Sawa, actor de Destino Final o la cargante Casper (cuyas fans se pueden extrapolar a aquellas que ahora gustan de Crepúsculos y demás), que ahora ha caído en el olvido tras varios años sin trabajar. La chica de la que se enamora (y con la que se toca) es la sabrosa Jessica Alba, que aquí está de toma pan y moja, aunque eso tampoco es novedad. Vamos, que por un lado tenemos sangre, algunas muertes chulas (los policías o la madre del prota), jovencitos guapetones y conocidos, y algo de carne para los viciosos. Y si a ello unimos unos cuantos chistes afortunados, tenemos un taquillazo a la vista.
Pero el plato fuerte está constituido por los mejores amigos de Anton, el protagonista: otros dos fumadores empedernidos, que al ser asesinados por la diabólica mano, no llegan a la luz que les llevará al Cielo por pereza y vuelven a la vida como zombies; uno con un botellín de cerveza incrustado en la frente, y otro sin cabeza. Ellos dos nos brindan algunos de los momentos con más guasa de la película, debido a sus vicios, su pereza y a cierto momento de necrofilia que comprenderéis si veis la peli.
También tenemos la ligera subtrama de Vivica A. Fox, que interpreta a una sacerdotisa que lleva años buscando a esa mano diabólica y da con ella al enterarse de los asesinatos cometidos en la ciudad. Está cogida con los pelos, pero es necesaria para la resolución de la trama y para darle una mínima explicación a los sucesos. Y atentos a la escena dentro del coche de dos novios heavys, que a mí me dejó loco.
Pues resumiendo: estamos ante una cinta divertida y tonta, sin pretensiones, pero muy disfrutable y entretenida. Perfecta para gozar con los amigos, y si es con compañía etílica, mejor.

lunes, 4 de enero de 2010

NOCHE DE PAZ, NOCHE DE MUERTE (1984)



Vale, que estas fechas tan señaladas ya casi han pasado, pero hasta San Antón Pascuas son, de modo que aquí teneis la imprescindible reseña de título navideño de terror (alegraros de que no haya escogido Vaya Santa Claus o Elf).
Quizá esta cinta tan ochentera sea la más recordada dentro del género que nos toca (después de Gremlins, claro), más que Navidades Negras, a pesar de que esta última se estrenó con anterioridad y es uno de los primeros referentes del género slasher (para los no iniciados, el slasher es aquel subgénero del terror en el que un villano, normalmente enmascarado, persigue con diversas armas blancas a los jovencitos de turno, para "charlar animadamente" con ellos). Supongo que nadie se preguntará por qué es así, pero yo intentaré aclarar la situación igualmente.
Para empezar, Noche de Paz, Noche de Muerte cuenta con un asesino más carismático, pues se trata de un jovenzuelo disfrazado de Papá Noel, un traje muy suculento para hacer un filme de miedo. No hay más que mirar el cartel para comprobarlo. Por otro lado, las referencis navideñas son constantes (en todo momento parece que estamos en la típica producción que Antena 3 emite la tarde de Navidad). Y para acabar, esta peli tiene una mala leche que tira para atrás.
Todo comienza con una familia que, dirigiéndose a una cena de Nochebuena (en la versión traducida hablan de Nochevieja; supongo que los traductores tendrían dislexia), paran en un asilo a visitar al abuelo, que no habla desde hace años. El hijo mayor, que no pasa de los 8 años, se queda a solas con él, y el anciano comienza a decirle que Santa Claus, si no ha sido bueno, irá a matarle y lindezas por el estilo. Sin embargo, nadie cree a Billy. Ahí es donde comienza lo bruto, pues cualquier niño que pueda descubrir esta cinta, quedará traumatizado de por vida.
Mientras tanto, asistimos a la sangría cometida por un ladrón disfrazado de Santa Claus, que no para de matar allí por donde va. En determinado momento, la familia, que viaja en su coche, se encontrará con este simpático personaje, que dará buena cuenta de todos ellos: tras matar al padre, intenta violar a su esposa, mientras el niño lo ve todo. Digo yo que los padres del joven actor estarían contentos.
Años después, Billy ya está hecho todo un mozo fornido y vive en una residencia dirigida por unas monjas demasiado severas, que le castigan a las primeras de cambio y le hacen ver que el sexo es algo pernicioso. Billy trabaja en una pequeña tienda del pueblo y parece que los recuerdos de su dura infancia han desaparecido. Pero cuando llega de nuevo la Navidad, con sus villancicos, su nieve y sus especiales de Raphael, al chaval le da la neura y todo regresa a su mente.
Como podeis observar, el comienzo es prometedor y bastante puñetero si lo ves de niño (y si no, también), razón por la que supongo que la película tendría problemas al estrenarse, ya que convierte a Papé Noel en un asesino, mientras un niño pequeño lo presencia todo.
Pero la cosa no queda ahí y es que en el establecimiento donde Billy trabaja, le encargan disfrazarse de Papá Noel para escuchar las peticiones de los niños. Es entonces cuando a Billy se le va la cabeza, y con su disfraz de gordo barrigón, se pone a hacer estragos por la ciudad, armado con un hacha y con su inteligencia. Y es que el tío mata de las maneras más ingeniosas del mundo, como a la joven a quien empala con los cuernos de la cabeza de un reno de pared.
Memorable es la escena en la que Billy, con el hacha a la espalda, pregunta a una niña en su casa si ha sido buena durante el año. Y también aquella en la que los niños del orfanato del protagonista, contemplan cómo un hombre disfazado de Santa Claus es tiroteado por la policía (las caras de algunos nenes son geniales).
Por todo esto es un filme navideño maravilloso, para ponerse durante la cena de Nochebuena con toda la familia unida en casa. Deberían reponerla todos los años en La1, como sucede con ¡Qué Bello es Vivir!
Estamos ante una pequeña joya de culto que conviene descubrir, muy bruta, con grandes dosis de humor negro y harto entretenida, que es lo que cuenta. La mejor forma de acabar con el empacho de dulces en estas fechas, y si se la puedes poner a tu hermano pequeño, mejor aún. Además, cuenta con cuatro secuelas más (la segunda es una de las peores películas de la Historia), que irán cayendo por aquí a su debido tiempo, que significa "cuando tenga ganas".

¿OTRO BLOG SOBRE CINE?

Pues no. Se trata de un blog sobre cine de terror, que no es lo mismo, hombre.
Lo cierto es que no pretendo crear el blog más visitado de la red, ni aquel con más reseñas, ni uno que sea de culto donde se concentren los aficionados mientras ofrecen un feto a Satán (esto último no estaría mal del todo). Sólo quiero empezar el 2010 con el pie izquierdo, haciendo reseñas de filmes de terror o de cualquier género que se me antoje, para que se note que estudié Comunicación Audiovisual. Y si de ese modo puedo alegrar un poco al personal que me visite (familiares y mendigos varios), pues mejor que peor.
Llevo rondando este proyecto hace varios meses, pero no me había puesto a tope con él hasta ayer. Es que la pereza es un pecado tan tentador... Desde pequeño me gustaba el cine de miedo, supongo que por ser aquel que más apela a las emociones primarias del hombre, aunque también pienso que sería por las chicas jóvenes y de buen ver que pueblan muchas de estas producciones. Y es que aún recuerdo el día que mi madre me recomendó alquilar en el videoclub del pueblo La Matanza de Texas, cuando yo sólo contaba 12 tiernos añitos. Ahí comenzó la debacle y con el paso de los años, el goce por este tipo de cine se ha ido acrecentando. Un género que cuenta con mucha mierda, todo sea dicho, pero que nos ha presentado grandes sagas, personajes carismáticos y que nos ha producido miedo (aunque también lo puede conseguir más de un director ruso). Un género que siempre me ha apasionado, con tantos subgéneros y vertientes distintas.
Y por ello quiero compartir mis experiencias con todo aquel que se pierda y acabe aquí. Y yo intentaré sorprenderle como Jason Voorhees, que siempre aparece con el machete por detrás de uno...
Así que pónganse cómodos, desabróchense los pantalones y que se diviertan. Yo intentaré hacer lo mismo. El día que deje de divertirme con esto, lo abandonaré. Quedan advertidos.