miércoles, 21 de abril de 2010

NO-DO (2009)


Hace poco comentaba por aquí la profunda decepción que experimenté ante el visionado de La Hora Fría de Elio Quiroga, un título que me inspiraba buenas vibraciones, pero que se quedó en una cosa cutre cogida con pinzas. Pues bien, hace menos aún me atreví con la siguiente obra del cineasta, de la que sólo había escuchado malas críticas, además de que su paso por la taquilla fue de puntillas. Y eso que más de un despistado entraría en la sala para ver los noticiarios del Caudillo, confundido. Me senté en la silla, abrí el ordenador y le di al play (señora Sinde, le prometo que era un DVD alquilado), con más esperanzas que Ridley Scott dirigiendo la adaptación del Monopoly. Por segunda vez con Quiroga, acabé desilusionado y con el rabo entre las piernas.

El argumento siempre me había parecido de lo más curioso, y en su día quise verla en cine, pero el filme duró bien poco en cartelera y no llegué a tiempo, algo que no creo que le pase a nadie con Avatar. No-Do cuenta la historia de un matrimonio que se muda a una nueva casa, donde ella presencia cosas extrañas. Esas terribles visiones están relacionadas con un acontecimiento ocurrido en tiempos del Franquismo, acerca de un grupo de niñas que tienen poderes y que provocan la enfermedad en su región. La historia fue documentada por el No-Do, pero no por el que todos conocemos, que antiguamente se proyectaba en los cines antes del largometraje, y que Parada nos obligaba a presenciar en Cine de Barrio antes de la peli de Manolo Escobar. Más bien son unos archivos fílmicos ocultos, como los Expedientes X de los No-Dos tradicionales, donde están grabados todo tipo de sucesos paranormales, como la incipiente calvicie de Íker Jiménez.

Aunque todo ello pueda parecer interesante, se pierde en las visiones de fantasmas de la mujer, muy bien interpretada por la siempre solvente Ana Torrent, que ya en Tesis nos demostró sus habilidades para chillar y pasarlo malamente. Pero es que desde los primeros minutos nos damos cuenta del secreto guardado por su hija, no hace falta ser un lince. Las visiones no causan ningún tipo de sensación y el tema de los No-Dos apenas tiene importancia. Estamos pues ante una historia típica y aburrida de casa encantada, con algún toque novedoso, pero poco más. Y como ya ocurría en La Hora Fría, los efectos especiales son más malos que una patada en el coxis; en lugar de impresionar o dar canguelo, restan dosis de realismo a la película.

Quiroga, por otro lado, parece tener algún trauma infantil, pues siempre tiene que introducir a algún niño en la trama. Lo peor es que éste suele actuar mal. No obstante, sigo confiando en este director, que sabe crear atmósferas e historias interesantes. Quizá debería plantearse recibir guiones ajenos a los que aportar su mirada de aficionado al género. Aunque siendo un cineasta español, quién sabe cuándo tendrá un nuevo proyecto. Eso sí que es un caso paranormal.

1 comentario:

  1. De nuevo, perdemos la esperanza en el método que emplean muchas productoras y distribuidoras para apoyar proyectos como éste aquí en España. El fantaterror permanece en manos de gente muy capaz que está empezando... pero sin embargo, no ven potencial en ellos. Ahi tenemos a Vigalondo y su escasísima distribución de los Cronocrímenes. Una pena en definitiva.

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