domingo, 15 de agosto de 2010

FLESHBURN (1984)


Calvin Duggai, un indio americano veterano de la Guerra de Vietnam, fue condenado a prisión hace años por abandonar a cinco soldados a su cargo en pleno desierto, los cuales murieron sin ayuda. Tras años en la cárcel, logra escapar, con el propósito de vengarse del grupo de cuatro psicólogos que le metieron entre rejas. De este modo, secuestra a los psiquiatras, y al igual que hizo con los soldados, les abandona en mitad del desierto, sin víveres y acechándoles en todo momento, para darles caza uno a uno.

Bochornosa película con aspecto de telefilme, que sólo tiene de bueno el título original, Fleshburn, ya que su nombre en castellano parece más bien un largometraje protagonizado por Steven Seagal. No obstante, se trata de una película de los creadores de la saga Yo soy la justicia (Death Wish, 1974), y se nota en el argumento, aunque la obra protagonizada por el mítico Charles Bronson fuera mucho más amena.

El villano de turno, interpretado por el actor especializado en películas de acción Sonny Landham, tiene los mejores momentos de la cinta, sobre todo cuando sale de la cárcel y comete su primer asesinato, o durante el asedio del grupo de especialistas. Apenas articula palabra, pero su presencia es fuerte y se trata de un personaje carismático, algo que ya quisieran para sí el resto de personajes, todos planos y aburridos. Landham es recordado fundamentalmente por ser uno de los soldados del grupo de Arnold Schwarzenegger en Depredador (Predator, John McTiernan, 1987), en concreto el indio que se atrevía a enfrentarse él solo con la criatura, y que no acababa muy bien parado, la verdad. Pues bien, en Objetivo venganza, consigue que le temamos y que sus víctimas sepan que no tienen escapatoria si luchan contra él.

Sin embargo, todo eso no quita que el filme sea aburridísimo, a pesar de durar 90 minutos exactos. Asistimos a la relación que une a los distintos psicólogos, pero ello sólo sirve para rellenar metraje, pues no tiene nada que ver con la trama y resulta de nulo interés. Una vez abandonados a su suerte en el desierto, deseamos que mueran pronto, pero lo peor es que la película es parca en asesinatos, ya que de todo el grupo, sólo uno muere. Para poder sobrevivir lo tienen crudo, pero el protagonista parece todo un boy-scout y al conocer técnicas básicas de supervivencia, consigue agua, alimento ¡e incluso botas hechas con piel de conejo! Mejor que El último superviviente (Man vs Wild, 2006). Eso sí, todo queda muy ridículo y superficial, y que ua filme se tenga que sustentar en ello, resulta penoso. Y es que apenas hay enfrentamientos contra el indio, salvo al final. Además, en una pelea que se resuelve fácilmente, sin dificultad para el bueno de la función.

De los otros personajes mejor no hablar, ya que nos intentan meter con calzador la ridícula conversión religiosa de uno de los psicólogos, cuya pierna está rota, así como el trío amoroso de los otros. Lo dicho, todo para rellenar y llegar al mínimo exigido.

En cuanto a los planos, el director abusa del plano general y fijo, signo del aburrimiento que le parecería dirigir aquel sinsentido. De ese modo, no se preocupa en hacer planos contraplanos o en mover la cámara. Y aguantar toda una película así, con diálogos sosos y con una realización planísima, no se puede. Por ello, como título de acción no funciona, ya que está carente de ritmo, pulso narrativo o suspense. Sabes que el malo está ahí, observándoles y esperando matar a sus presas, pero en ningún momento se percibe como un peligro increíble, a pesar de la fuerza del carisma del actor que lo interpreta. Vamos, que se tiran toda la película intentando sobrevivir, y lo más increíble es que lo logran, a pesar de estar varios días a la intemperie, en mitad de un desierto. Y en cuanto se ponen a caminar un poco, van y encuentran una carretera para escapar. Venga ya.

El título pasó con más pena que gloria por las carteleras, cosa que no es de extrañar ante una obra tan aburrida y lenta. No obstante, cuenta con algunos seguidores, que alaban su condición de filme de horror y acción diferente. Para mí, los momentos terroríficos son escasos, salvo por la omnipresencia de Duggai, pero es que un largometraje no se puede sustentar en ello. Un filme aburrido, hecho con desgana y que casi nadie recuerda, a pesar del boom actual de los ochenta. O sea, que de esta no se hace remake, seguro.

1 comentario: