martes, 16 de marzo de 2010

PERRO BLANCO (1982)


Perro Blanco es una película olvidada, una de entre las miles de cintas que hoy día apenas son recordadas, pero que en su época gozaron de fama, prestigio o fueron joyas de culto por un tiempo, por unos u otros motivos. En muchos casos, es una pena que esas películas hayan quedado en el limbo y hoy sólo se pueda acceder a ellas mediante programas de descarga (lo siento, yo también los uso); en este caso concreto, no es para nada una pena. La mala fama que adquirió este filme en los ochenta se debe a su discurso de fondo, un alegato en contra del racismo y de la violencia, entroncada en la espina dorsal de la sociedad norteamericana. Se intentó disimular como una historia de terror, en la que un perro aterroriza a una comunidad con sus mortíferos ataques, pero enseguida nos queda claro que el director no pretendía asustar con esta obra, sino moralizar al espectador y darle una lección, sin necesidad de mostrar a gente matándose entre sí, sino mediante un perro de extraña raza que ha sido adiestrado desde cachorro para matar a personas de raza negra, presumiblemente por un blanco racista y malote. Pero en lugar de darnos una lección de manera sutil, que muchas veces tiene mayor calado, el director y guionista no se anda por las ramas y a las primeras de cambio rueda al can haciendo de las suyas, todo con su correspondiente explicación. Sin embargo, una escena que supera a las demás en crudeza y que guarda un doble sentido terrible, es aquella en la que la dueña del perro es atacada por un violador de raza blanca, mientras el perro no hace nada, y cuando se enfrenta al hombre, lo hace con desgana y sin apenas herirle.

Hay que decir que los ataques perrunos están muy logrados (a lo mejor el perro se cargó a más de un especialista durante el rodaje), pues son bien violentos, sangrientos y realistas. Pero toda la veracidad y el argumento se desechan a las primeras de cambio, cuando el chucho maligno comienza a ser domesticado por un hombre de raza negra, con el objetivo de calmar su ansia asesina contra los suyos. Ahí el filme pierde mucho fuelle, se alarga hasta que a uno le entra el sueño y la realización se torna muy televisiva. Entonces se nos ofrece un discurso antirracista que aburre y que rompe con la primera media hora de metraje, hasta llegar a un final con tensión, pero esperado. Lo dicho, gran parte de la peli se dedica a intentar convertir al perro en una especie de Snoopy amable, y es un coñazo que no veas. Lo mejor, el momento en que descubrimos quién fue el hombre que adiestró al perrico para ser una máquina de matar.

Como curiosidad, decir que el director es Samuel Fuller (que escribió el guión partiendo de una novela), autor también de Uno Rojo: División de Choque y otros títulos bélicos, cuyo cine siempre se ha caracterizado por su gran violencia. En Perro Blanco, parece intentar retractarse de todo ello, con malos resultados. La película llegó a ser prohibida por culpa de su mensaje moralista y gran parte de su metraje se perdió durante años, pero se recuperó. Yo he podido ver la película enterita e igualmente me parece un discurso maniqueo, soso, sin matices y con el único fin de llamar la atención. Ah, y el co-guionista es Curtis Hanson, que años después nos brindaría L.A. Confidential, donde no salían perros sanguinarios.

Y termino mi sarta habitual para hablaros del genial blog de mi buen amigo Jaume Mayol, con el sugerente nombre El Matadero del Abuelo, donde nos deleita con su conocimiento sobre el más variopinto cine de terror, llevando a cabo análisis de películas y subgéneros mediante el barniz de la Psicología, elemento fundamental para entender el cine y sus personajes. En cuanto os leáis una entrada, quedaréis enganchados. ¡No os lo perdáis!

1 comentario:

  1. Ulaaaaa!! El cementerio marchoso golpea con fuerza! Reseñas, reseñaaaaas!!! Di que si. Genial para los que lo leemos habitualmente. En este caso, me enorgullezco de poder decir que SÍ la he visto. La vi cuando era canijo... y la verda es que recuerdo un enfoque un tanto telefilm. Vamos, que además la estábamos viendo en familia y a horas no muy tardías, pero Ay!, que fué de la programación con poca moral de antes. Bueno, el caso es que no me atrevo después de esto a retomarla, porque para acabar bostezando ya me veo a Jess Franco. jaja, sin ofender!

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