
El principal punto a favor del filme son las interpretaciones del tremendo Robert Englund, al que todos recordarán por su asesino del sombrero, el jersey de rayas, las cuchillas y la cara quemada. Por si alguien aún duda, estoy hablando de Freddy Krueger, al que siempre ha prestado sus peculiares rasgos. Y digo interpretaciones, ya que Englund da vida al Marqués de Sade y a un descendiente suyo, Paul Chevaller, estando magnífico en ambos, al representar a dos monstruos de carne y hueso, enfermos de lujuria y que no dudan en hacer el mal a los demás. La película empieza centrándose en su personaje del Marqués de Sade, que le viene que ni pintado, acostumbrado siempre a meterse en la piel de villanos. El aristócrata es torturado de mil maneras, para acabar encerrado, mientras reflexiona sobre todo el mal que ha causado, actuando como punto de partida de la auténtica película.
El verdadero filme se desarrolla en 1993, en Alejandría, donde una joven de muy buen ver llega, para reencontrarse, tras seis meses, con su padre, un arqueólogo que está a punto de hacer un descubrimiento fundamental para la Historia. Al poco de llegar, la chica, llamada Genie, se introduce en un mundillo que no le conviene, relacionado con la magia negra y los lujuriosos juegos de Chevaller. Poco a poco, Genie comienza a sufrir visiones terribles, mientras sus seres queridos son asesinados. Aquí se encuentran los dos puntos que se enlazan con la historia de Sade: Chevaller, descendiente suyo, y Genie, muy parecida físicamente a una amante de Sade, que le traicionó. Por eso parece que Chevaller se quiere vengar, manipulando a la chavala, con una crueldad que no tiene nada que envidiar a la de su sádico antepasado.
Todo el metraje está plagado de momentos semieróticos, protagonizados casi siempre por Genie, que se enamora de un moro del lugar. Y esas escenas son una gozada, porque la chica, rubia y jovenzuela, no está nada mal, pero tras esta película, apenas volvió a hacer nada para el cine (un disgusto). Muchas de esas situaciones están envueltas en un halo misterioso y casi metafórico, que vaticinan el horror por el que deberá pasar Genie. En ocasiones, esto se logra, pero muchas veces resulta aburrido.
Terror Sin Fin tarda demasiado en arrancar y parece que Hooper no sabe hacia dónde va su peli en ciertos instantes. Claro está que es una cinta de horror, pero el terror sin fin del título no se ve por ningún sitio. El director quiere provocarlo con unas imágenes muy oníricas, pero en realidad sólo lo logra con las apariciones de Englund. La angustia que experimenta la chica está bien llevada, pues es buena actriz (Hooper, encontrando a scream queens es único), como el momento en que va a ser asesinada por Chevaller, pero a veces se hace repetitiva la situación.
Nunca será uno de los grandes títulos de su director, ni mucho menos del cine de miedo en general, pero merece la pena echarle un vistazo, ya que Hooper, al menos, no hace siempre la misma película, sino que se atreve con diversos tipos de miedo. En este caso, se trata del miedo al exceso y a lo oculto de Oriente. Ideal para los completistas de la obra del tito Tobe y de Yoram Globus, productor del filme.
Que buena!! Gracias por la apoortación de un título que pocos conocíamos sobre Tobe Hooper!! Descargando...
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ResponderEliminarDe acuerdo Jaume, pero es bastante floja comparada con La Matanza de Texas, y es que hay que compararla con ella, porque su argumento es casi calcado. No obstante, si que tiene una estetica interesante y el hecho de que salga Englund, le hace ganar enteros.
ResponderEliminarComo curiosidad, la mitica frase: My name is Buck and I´m gonna fuck de Kill Bill, esta sacada palabra por palabra de esta pelicula, concretamente del personaje de Robert Englund.
Saludos
en www.divxonline.info he visto esta pelicula
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