viernes, 26 de febrero de 2010

FREAKS DU CINEMÀ

Nuevamente aprovecho mi blog para dar cabida a la promoción de un blog amigo, hecho por un gran amigo. Su vida no ha hecho más que empezar, pero se nota que el recorrido que seguirá su bitácora va a ser fructífero e interesante, eso seguro. El dueño y creador del blog se caracteriza por su profundo amor hacia todo tipo de cultura, sea catalogada de subcultura, arte, basura o pedantería. No hace ascos a nada, como debe ser, y sus dos primeras entradas, de reciente creación, son todo un alegato hacia lo que le gusta a uno, eliminando etiquetas y críticas de aquellos que se creen superiores, por no haber leído un cómic en su vida y menospreciar dicho medio de entretenimiento.

Su blog establece como prioridad el amor al cine, en todos sus aspectos, y aunque ha empezado escribiendo reseñas sobre películas españolas, sus límites de expansión son ilimitados y seguro que nos encontramos agradables sorpresas. El hombre también nos ilustrará sobre su vasto conocimiento en literatura, cómics..., pero sin dejar de lado su pasión por el cine, que se nota en cada palabra vertida en las entradas.

Se autodefine como un bicho raro, pues se abre a cualquier tipo de arte sin prejuicios, y se dirige a esos bichos raros, que es como deberíamos ser todos. Se abre un blog cargado de interés, diversión y algo de aprendizaje, con el fin de mostrar la opinión de su autor en diversos aspectos, pero dejando entrar comentarios de fuera, con las puertas abiertas hacia cualquier intento de invasión. No se lo pierdan, en serio. Puede resultar enriquecedor, cachondo y hasta instructivo.

Yo me he convertido en adicto, y eso que acaba de empezar. ¿Estáis preparados para la aventura? Ya su título lo dice todo: Freaks du Cinemá, la increíble unión entre Cahiers y el frikismo más oculto. Y ahora, la dirección:
http://freaksducinema.blogspot.com/

jueves, 25 de febrero de 2010

EL ATAQUE DEL PENE MUTANTE DEL ESPACIO (2007)


Semejante bizarro título corresponde a un divertido y especial cortometraje de la pequeña productora Chaparra Entertainment, formada, parece ser, por un grupo de amiguetes con ganas de juerga y de difundir su peculiar modo de entender el cine, sin tapujos y demostrando un profundo amor por la serie B y por la ciencia-ficción de los años 50, lo cual nos queda claro al observar el diseño del cartel del filme, todo un homenaje a este tipo de pelis, plagadas de zombies, extraterrestres y ataques, siempre procedentes del espacio exterior.

Estas reminiscencias al cine fantástico de antaño, se reflejan en el uso del blanco y negro en prácticamente todo el metraje, salvo por algunos momentos en tonos rojo y verde, haciendo referencia al 3D. Se supone que hay que colocarse unas gafas de este tipo para disfrutar de dichas escenas en su plenitud, como nos explican graciosamente al principio. Estos momentos son los más gore y violentos, así que dan ganas de tener unas gafas tridimensionales a mano. En estas pelis antiguas, el horror siempre lo padecía algún ser humano, como en El Ataque de la Mujer de 50 Pies o El Increíble Hombre Menguante, que sufren en sus carnes los efectos de la radiación o las investigaciones científicas más rocambolescas. Pues aquí sucede lo mismo, pero más enrevesado aún. Un trío de científicos, los más prestigiosos del mundo, se embarcan en un viaje al espacio para buscar una cura a una extraña enfermedad, que provoca que los niños tengan exceso de pelo en todo el cuerpo, como si fueran hombres lobo. Ya en la nave, mientras uno de los investigadores se está toqueteando mientras mira una revista guarrilla, la radiación del espacio le afecta y se convierte en un pene gigante con ganas de matar y de fornicar sin parar. Su fuerza es tremenda y el semen que despide es radiactivo y mortífero. Su principal objetivo es conseguir mujeres, ya que el doctor era un salido mental, así que regresa a la Tierra, para abusar de la mayor cantidad de féminas posible.

El diseño del monstruo es genial y se nota que la productora tiene pasta, o al menos, mucho ingenio para crear esos efectos tan interesantes, que están bien currados, aunque nos recuerdan a los de filmes antiguos, que no contaban con los medios actuales. Las muertes también están trabajadas y no escatiman en vísceras o sangre; además, el ser masacra por igual a mujeres y hombres, lo que da una idea de la igualdad en el cine. Hay que mencionar también los efectos especiales, como en el caso de la nave espacial. Se nota que estamos ante un chroma, pero muy bien realizado. Los de Chaparra saben lo que se hacen y lo hacen bien. Esperemos que algún día se embarquen con alguna superproducción, a ver qué sale. No obstante, se nota que si les quitan la libertad de la que gozan en sus cortos, todo perderá frescura.

Por otro lado, tenemos el omnipresente humor del cortometraje, que impregna cada fotograma, desde los asesinatos hasta los personajes, que parecen doblados siempre por el mismo actor. Todos tienen un marcado acento mexicano, remitiéndonos a aquellas cintas dobladas siempre en aquel país. Y cómo olvidarnos del título; sólo con leerlo, ya sabes que no te puedes tomar en serio lo que estás a punto de ver. Todo en el corto es sobreactuación, pero contribuye a un resultado final muy divertido.

La gente de Chaparra tiene más obras, entre ellas el corto Martians Go Home!, con la participación de Alaska y el repelente niño obeso de Aquí no hay Quien Viva. Toda una delicia para los amantes del terror y las pelis de marcianos. Os invito a que os paséis por su página web oficial, y disfrutéis de sus contenidos y sus obras.

En el siguiente link a Youtube (o Tutube), podéis ver el corto íntegro, de 25 minutos de duración. Si teneis las suficientes agallas, claro:

miércoles, 24 de febrero de 2010

SU NOMBRE ERA JASON (2009)


Por primera vez en la existencia de mi blog, voy a hablar de un documental. Pero no de uno cualquiera, con bichejos y voces en off que dan sueño. Se trata de Su Nombre Era Jason, donde conocemos el origen y la evolución de una de las sagas del cine más longevas y exitosas de todos los tiempos: Viernes 13. Aunque más bien estamos ante un retrato de su personaje fetiche y por todos conocido, Jason Voorhees, el asesino del machete y la máscara de hockey, que acosa a todo aquel que se atreva a pisar su campamento o a meterse con su madre, sobre todo si eres joven y practicas sexo. Se trata de un ameno y detallado repaso por todas las películas de la franquicia, comentadas y diseccionadas por sus protagonistas y secundarios, sus directores, sus guionistas, sus productores, especialistas en cine de terror, periodistas, y por todo aquel relacionado con el tema, cuyas impresiones, anécdotas y chascarrilos componen un puzzle simpático y que posibilita conocer mejor todo el universo de Jason y el campamento Crystal Lake. Pero apunta sobre todo al impacto mediático de las pelis y a su influjo en la cultura occidental, creando un personaje al que comparan con James Bond, al que conoces sin haber visto ninguna de las cintas.

El filme es presentado por el mítico especialista en maquillaje y efectos especiales Tom Savini, que participó en varias entregas, creando las más maravillosas y recordadas muertes, o los cambios en el rostro del psicópata deforme, cuya evolución es clara en cada nueva secuela. Mediante una teatralización de los típicos sucesos de cada película de la saga, seguimos a Savini por el campamento, que nos presenta las diversas secciones del docu, en las que nos encontramos con las entrevistas a los protagonistas de Viernes 13 y su ristra de secuelas, hasta llegar al remake estrenado el año pasado. También se hace referencia al origen del slasher y a las mil copias de la peli.

Todo comienza con la participación de Victor Miller, guionista y creador de la primera película, que nos descubre que la hizo para que su pequeña productora se mantuviera a flote. A partir de ahí, se nos presentan multitud de cosas interesantes, como algunos finales alternativos, el porqué de la famosa musiquilla cada vez que aparece el asesino o los desacuerdos con algunas partes de la franquicia. El documental se pasa en un soplido, es muy ameno y resulta fundamental para todos los amantes y completistas del viernes más fatídico. Por desagracia, muchos interesantes implicados, como Corey Feldman, Steve Miner o Crispin Glover, no aparecen en ningún momento de las entrevistas. Aunque están otros míticos, como Kane Hodder, el actor que más veces ha dado vida al personaje, o la actriz que interpretó a la señora Voorhees en la primera parte, que llega a decir que no daría ni un centavo por esta peli, pero que la encumbró por completo.

Todo está aderezado con gran cantidad de imágenes de las películas, vídeos en los platós o fotogramas. Una parte realmente interesante es aquella del merchandising y la invasión en la cultura popular, donde asistimos a la reacción de los críticos ante cada nueva entrega. Como podeis suponer, no reaccionan dando bricos de alegría, precisamente. Se trata de un exhaustivo y divertido trabajo de recolección de la saga, con multitud de implicados y sorpresas. Si te gusta Viernes 13, no te pierdas este documental. Y atentos a las cachondas tomas falsas de los créditos finales.

sábado, 20 de febrero de 2010

SEPTIEMBRE EL MUSICAL EN LOS CINES VERDI DE MADRID


Utilizo y abuso de mi blog sobre cine de terror, para promocionar un evento de proporciones bíblicas que bien merece una entrada, ya que hace una semana exactamente que no escribo por aquí, y es que el Carnaval y las resacas no me dejan mucho tiempo libre en estos días. Pero prometo que volveré.

Pues bien, hoy quiero anunciar que el cortometraje Septiembre El Musical se estará exhibiendo GRATUITAMENTE en los Cines Verdi de Madrid (Calle de Bravo Murillo, 28. Metro Canal o Quevedo), desde el día 19 hasta el 25 de febreo, todas las tardes a las 18:45 horas. Y vuelvo a reiterarme: el pase es completamente gratis (no así los refrigerios que te quieras tomar).

Septiembre El Musical es un corto en clave de comedia que rodamos Los Nuevos Vagos (mi pequeña productora, formada por una panda de energúmenos estudiantes de Comunicación Audiovisual) el año pasado, como proyecto de fin de carrera, que quedó la mar de chulo. Tras dar mucha tabarra y presentarlo a miles de festivales y concursos, logramos que lo proyectaran durante esta semana en dichos cines, con lo que nos damos con un canto en los dientes porque se pueda mostrar nuestro trabajo en pantalla grande, para que las parejas se magreen mientras ven la peli (eso nos llena de satisfacción y emoción). Septiembre El Musical nos relata la historia de Danny, un chico al que le ha quedado una asignatura para septiembre, y si no la aprueba no se saca la carrera, su novia le deja y se queda sin trabajo. Todo ello aderezado con graciosos números musicales, buenos actores, chistes a tutiplén y serpentinas de colores (verídico), con la pretensión de hacer disfrutar, aunque con un punto de sarcasmo y burla hacia la institución universitaria, siempre plagada de paradojas y tonterías varias. Su duración es de 20 minutos y recibió un premio a la Mejor Dirección en la Universidad Complutense de Madrid. No se puede pedir más.

Bueno, sí que se puede pedir más. Te pedimos, o más bien te exigimos que no te pierdas este divertido y simpático corto, pues es gratis (otra vez) y estará hasta el día 25 en la sala, junto a reputados estrenos como Shutter Island, Precious o la peli porno rodada en el Valle de los Caídos. Lo dicho: desde el día 19 hasta el 25 de febrero, tienes una cita en los Cines Verdi con el mejor cine corto. Además, el domingo 21 asistirá buena parte del equipo, con que si eres un afamado productor, no dudes en recoger nuestros currículums.

¡Un saludo y os esperamos a todos en los Verdi!

Web de los cines: http://www.cines-verdi.com/madrid/cartelera/septiembre-el-musical-1640/
Y por si quieres contactar con los creadores de la obra: nuevosvagos@gmail.com

sábado, 13 de febrero de 2010

BLOOD FEAST (1963)


He aquí un pedacito de la Historia del cine, o más bien un pedazo desmembrado. Póstrense, pecadores, ante la primera película gore estrenada en cines en todo el mundo mundial. Por obra y gracia de Herschell Gordon Lewis y David F. Friedman, surgió esta ida de olla que acabó convirtiéndose en una joya de culto y en un exitazo en los conservadores Estados Unidos de los 60, despertando un subgénero y un interés por unos argumentos e imágenes más truculentos, en una época en la que sólo triunfaban comedias y musicales. Es así como el terror más bizarro fue tenido en cuenta, sobre todo gracias a estos dos señores, que en 1964 sobrepasaron la línea creada por ellos mismos e hicieron 2000 Maníacos, mucho más bruta que la que hoy nos ocupa. Años después, ambos se separaron profesionalmente, aunque se siguieron dedicando al cine gore, pero sin tanto éxito como cuando unían sus fuerzas. Pero vamos, que constituyen un referente de este género; sin ellos, el cine de terror sería otra cosa hoy en día. En parte, se les puede achacar que la sangre empezase a salpicar las butacas, con unas imágenes perturbadoras, pero muchos también se lo agradecemos.

En estos años, el cine de terror tenía su principal referente en el Reino Unido, gracias a la época de esplendor de la productora Hammer, pero entonces llegó este subgénero. El gore está referido al cine, comúnmente enmarcado en el terror y fantástico, donde la hemoglobina está por doquier, donde cada muerte es un espectáculo de sangre y vísceras, donde no queda nada fuera de campo, ni los planos más enfermizos. Pues Blood Feast es la pionera en este difícil campo, en unos años donde ningún cineasta se había atrevido a semejantes acciones en pantalla. Gordon Lewis se encargó de la dirección y los efectos especiales, mientras Friedman le surtía de todo tipo de sangre y tripas en la producción. Los astros se alinearon y nos ofrecieron un título divertido, a pesar de su cutrez, lo cual se solivianta con su escasa duración (poco más de 60 minutos). Y es que el gore y el dramatismo de las muertes son reducidos en su eficacia, gracias al humor que impregna toda la cinta, no por las situaciones o los diálogos, sino más bien a partir de la violencia increíble, las imaginativas muertes y los litros de glóbulos derramados, algo que nadie se puede tomar en serio, a no ser que pertenezcas a algún selecto grupo de críticos de la Cahiers. Esto queda ya claro en la primera muerte, en plano subjetivo, de una muchacha en su bañera, con una sangre más roja de lo normal y unos descuartizamientos imposibles en la realidad.

La trama gira alrededor de una serie de asesinatos producidos en una ciudad, donde muchas jóvenes de buen ver han sido mutiladas por un psicópata, que se lleva de recuerdo miembros del cuerpo muerto. Las investigaciones de un audaz (y mal actor) policía le llevan hasta la tienda de un tal Fuad Ramses, que realiza sacrificios para su Diosa y vende las partes de los cuerpos en su servicio de catering. Se acerca el cumple de una chica, con lo que los servicios de Ramses son solicitados, pero él pretende acabar con la cumpleañera, como sacrificio definitivo. ¿Le lograrán detener a tiempo o habrá una nueva carnicería? Como es perceptible, el argumento es ridículo y gracioso, la intención de Lewis al tener la idea. Por supuesto, se percibe que no tiene mucha idea de narrativa cinematográfica, pues muchos diálogos se hacen pesados, hay planos mal encuadrados, los primeros planos son demasiado bruscos y el guión hace aguas por todos lados. A su favor, la historia transcurre en un plis y nos dan igual las malas interpretaciones (muchos actores eran primerizos), pues aquí lo que interesan son los violentos asesinatos, repletos de sangre de mentira y desmembramientos.

El final, con la persecución, es brillante, y hay una secuela del 2002, también dirigida por Gordon Lewis, que cuenta con un argumento sospechosamente parecido a éste. Por supuesto, la peli en su día fue vapuleada por la crítica, por su gráfica y gratuita violencia. Pero merece la pena, sin duda alguna.

miércoles, 10 de febrero de 2010

LA HORA FRÍA (2006)


Si tenemos en cuenta que el director de este título es Elio Quiroga, cineasta especializado en el género fantástico, creador del polémico filme Fotos y del más reciente No-Do, y que se trata de una peli con un argumento de ciencia-ficción prometedor, podemos llegar a pensar que estamos ante una obra de culto de nuestro país, pero la verdad es que nos equivocamos gravemente. Una pena, porque la cosa daba mucho más de sí y se podía haber convertido en una grata sorpresa en el panorama del cine patrio, que tanto reniega del fantástico, allá por su fecha de estreno, un año antes de que Rec nos acojonara en las pantallas de medio mundo, dando un ejemplo de cómo hacer cine de terror efectivo,a pesar de sus defectos.

La Hora Fría podría haber sido el Aliens del cine español, todo un ejemplo a seguir para una nueva generación de cineastas amantes del cine de género en España, creadores de obras que dieran un vuelco a nuestra industria. Pero se quedó, desafortunadamente, en un quiero y no puedo que pasó con más pena que gloria por las salas de nuestro país, y que no se pudo vender bien al extranjero, a pesar de un argumento comercial, sin localismos y apostando por una historia global, que cualquiera en cualquier parte del mundo pudiera entender.

La sinopsis es muy interesante y llama la atención: tras una tremenda guerra nuclear entre los países más poderosos del mundo, nos hallamos en un futuro apocalíptico, donde apenas hay supervivientes y éstos deben enfrentarse a los humanos infectados por el virus creado en la contienda, que son llamados "extraños". Antes eran personas, pero ahora se han convertido en una especie de zombies que, si te tocan, te infectan también. Su número crece a diario y es difícil acabar con ellos. La película nos presenta a un reducido grupo de supervivientes, que se encuentran recluidos en un búnker, y que deben tener cuidado con los extraños, además de con las horas frías, momentos del dia en los que la temperatura desciende hasta límites insospechados, y unos fantasmas intentan buscar víctimas. Por ello, los supervivientes deben permanecer en sus respectivos cuartos y así no ser atacados por esos seres. Por otro lado, el día a día entre esas personas es duro, pues los alimentos escasean, así como la energía y las armas, y los enfrentamientos entre ellos son frecuentes.

Como se puede comprobar, el argumento puede dar mucho de sí, presentándonos personajes interesantes, los problemas y envidias entre ellos, los ataques de los extraños y las horas frías... Sin embargo, todo es demasiado previsible y soso. No se explotan las posibilidades de la historia como se debiera, y eso se resiente. Los personajes no interesan, a lo que ayudan unas penosas interpretaciones y unas situaciones risibles, como los cambios de ánimo del personaje de Pedro. Para más bemoles, en el búnker tiene que haber niños (¿quién pensó que era más aterradora una película al meter niños odiosos? La culpa es de Shyamalan) y encima protagonistas, sobre todo uno de ellos, que es un nefasto actor y peor persona. Su personaje es aburridísimo y la subtrama de su inmunidad hacia el virus de los extraños, ni es explicada ni explotada debidamente. Las relaciones entre los personajes son ambiguas, extrañas y al final dejan de interesar, pues no hay por dónde cogerlas. La que mejor lo hace de todo el reparto es Silke, especializada en anuncios de compresas, pero que aquí nos ofrece un personaje con matices, quizá el único de todos. Como dato curioso, la mayoría de los personajes tiene el nombre de algún personaje bíblico: Jesús, Judas, Pablo, María, Magdalena, Pedro..., pero esto es más un detalle que algo realmente importante para la trama.

Uno de los pocos momentos salvables es aquel de la incursión del grupo, en busca de medicamentos y armas, encontrándose con los extraños. La situación es asfixiante y el asunto parece que va a mejorar a partir de ahí, pero nada. Los extraños apenas vuelven a salir, aunque en todo momento son mencionados. Con respecto a los efectos digitales, son un pelín chapuceros, lo cual se nota en el diseño de los fantasmas de la hora fría. Y es que por mucha financiación que aparezca en los créditos iniciales, no sabemos adónde habrá ido el dinero invertido. Si al menos hubieran tirado por su condición de serie B, con algo de humor, hubiera sido distinto, pero todo es tan serio y dramático, que no nos lo terminamos de creer. Además, el final cuenta con mensaje ecologista y catastrofista, pero para mí sólo es un mal final, quizá el más fácil.

Me apena decir que la película es mala y aburrida, pero las cosas como son. De todos modos, Quiroga es un tipo con talento, interesado en el género que nos ocupa, por lo que le deseo un futuro próspero, plagado de mejores proyectos, más maduros e interesantes, porque seguro que se lo merece. Su siguiente filme, No-Do, también fue un pequeño fracaso. ¿Intentaría también meter a niños coñazo en la historia?

martes, 9 de febrero de 2010

CURSO 1984 (1982)


El profesor Norris llega a un instituto de Los Angeles con muy mala fama, con el encargo de sustituir al anterior maestro de música, que abandonó su cargo de la noche a la mañana. A pesar de ir con sus mejores intenciones, ya que tiene el propósito de montar una banda de música en el lugar, para competir en un concurso, además de ser un profesor interesado por sus alumnos (de los que ya no quedan, vamos), se las tendrá que ver con un grupo de punkis-nazis que le harán la vida imposible. Dicha banda de maleantes se dedica al tráfico de drogas, a la prostitución, pasan de ir a clase, pegan palizas a otros jóvenes y seguro que no se cepillan los dientes después de comer, de modo que el profesor se enfrentará a ellos, para que la policía deje de hacer oídos sordos y les meta definitivamente entre rejas, a pesar de ser menores de edad.

Aquí no vamos a encontrar ni un ápice de Sidney Poitier en Rebelión en las aulas, con un profesor ejemplar que se enfrenta al pasotismo y la rebelión de sus alumnos, empleando su intelecto y haciendo que se interesen por aprender. Ni falta que hace. Este pequeño clásico recordado por muchos como “la peli de los alumnos nazis que llevan la catástrofe a un colegio”, recurre al ojo por ojo, al famoso dicho de “la letra con sangre entra”. Y es que en los maravillosos 80, la violencia desmedida, incluso hacia chavales de 17 años, era lo que se llevaba. Y por eso echamos tanto de menos esa época.

La película comienza con un cartel indicativo de que los sucesos que muestra son totalmente verídicos, cosa que dudo bastante. Además, advierte de que en unos años, todos los institutos podrían ser como el que vemos en pantalla, con un director acojonado, agentes de seguridad en los pasillos, escáner a la entrada del edificio para comprobar si los alumnos llevan armas, coca en los baños o profesores que, ante el escaso interés prestado por sus alumnos, no intentan cambiar la penosa situación.

Sin embargo, a este lugar llegará un forastero con una barba muy bien perfilada: el profesor Norris, que nunca ha dado clase, pero que dará mucho que hablar en el Instituto Lincoln (quedaos con el nombre para no echar matrícula allí en los cursos venideros). Ya al llegar al lugar, el director (Mark Lester, especialista en clásicos de acción con mala leche, como Commando, con el gran Chuache) nos adereza los créditos con imágenes de pandilleros, palizas, graffitis con contenidos satánicos y parejas morreándose en plena calle, algo que fomenta la violencia en las aulas, claro está, adónde vamos a llegar con este panorama. Pero todo ello con una música muy ochentera de fondo, con lo que lo vemos con buenos ojos y descubrimos que el maestro cambiará esa situación. Llega al lugar con su coche, que tendrá un tremendo protagonismo, como os relataré a continuación.

Cuando Norris entra en la escuela, ve que los alumnos entran con navajas, pero un profesor (Roddy McDowall, el mítico cazavampiros de Noche de miedo y su secuela), le percata de la terrible situación del colegio, algo que cimentará una gran amistad entre ambos sujetos. El benévolo profesor, descubrirá como será el curso a partir de su primera clase, donde la panda de malotes, que hacen su saludo nazi al entrar Norris, pretenda boicotear su trabajo.

Sin embargo, tras expulsar a los villanos del aula (el jefe, un gordito, una muchacha de buen ver, el heroinómano y un chuletilla), conoce al resto de alumnos, todos muy majos y bien peinados, destacando un imberbe (como siempre) Michael Fox, que en esa época aún no había incluido la J. en su nombre y cuya mano funcionaba a pleno rendimiento. También se encontrará con una brillante alumna, que sabe dirigir orquestas, con lo que al día siguiente, todos tocan como si hubieran estado ensayando durante décadas.

Mientras tanto, los malosos de la función le roban el dinero de la merienda a un pijito, pegan un palizón a un nigger por traficar con droga sin su permiso y ganan una batalla con otra banda rival, sin recibir ni un solo golpe. Encima, le hacen una grosera pintada al coche del profe guay (primera escena protagonista del automóvil), y por la noche, van a su casa y le llenan su camisa nueva de sangre o algo parecido.

Al día siguiente, Norris descubre que el jefe de la banda es un hacha tocando el piano, por lo que piensa que el chico es un genio incomprendido (tema que no volverá a ser tratado el resto del filme). Pero menuda desilusión cuando se lo encuentre vendiendo droga en uno de los baños del insti, el lugar preferido por los traficantes, los fumetas y las parejas lascivas. Como consecuencia de vender coca a un alumno modelo, a pesar de las advertencias de Michael J. Fox, el consumidor se sube a lo alto de la bandera estadounidense del colegio, mientras canta el himno (¿crítica a los USA o simple casualidad?), cayendo al suelo y matándose posteriormente. Un rato después, el profesor Norris y Roddy McDowall, que imparte Biología, se van de cañas para olvidar el suceso. Pero en una apartada calle se encuentran con los nazis, ya que Los Angeles es un pañuelo, que van a pegar a J. Fox y su medio novia bollera. Por ello, McDowall recibe un navajazo en la mano y Norris, un puñetazo en toda la cabeza.

Entrada la noche, los maleantes se acercan a la casa del profesor y le queman el coche (segundo momento importante para el automóvil); es ahí cuando Norris les declara la guerra, mas la policía no puede hacer nada, por tratarse de menores de edad (aunque los mozos aparenten 30 tacos o más), y el director no le cree. Épica es la escena en que el jefe de los malos, con un apellido largo y extraño que no pienso buscar, empieza a darse golpes a sí mismo, cual Jim Carrey en Mentiroso compulsivo, contra un espejo, el lavabo y un dispensador de papel, para culpar a Norris de un palizón del quince.

Cuando el de Biología llegue a su laboratorio y vea que todos sus animales han sido asesinados por los nazis, iniciará una vendetta muy particular, que dejo que descubra y disfrute el espectador.

Pero cuando la peli aprieta de verdad es en sus últimos veinte minutos, en los que la esposa de Norris es violada y él tiene que buscarla entre los pasillos de la escuela, mientras se va enfrentando a los nazis, uno por uno, como si de un videojuego se tratara. Y claro, al final llega al monstruo o boss final, el nazi jefazo. ¿Conseguirá derrotarle y ver sana y salva a su mujer? ¿Logrará llegar a tiempo para dar el concierto con su orquesta? ¿Son buenos los chistes de J. Fox en la peli? Las respuestas, en el filme.

En definitiva, un clásico con muchas caras reconocibles (los típicos actores que te suenan de mil pelis, pero cuyos nombres nunca recuerdas), con una dirección convencional pero trepidante, momentos mágicos, una media hora final de infarto, un McDowall genial, diálogos estúpidos para rellenar y un halo ochentero (la música, la ropa, el doblaje tan característico de esos años…), que sirven para presagiar lo que ocurre actualmente en nuestros institutos. Vamos, que la culpa no es del botellón, los padres o el Tuenti, sino de Curso 1984, que por cierto, fue seguida de una secuela muy superior, Curso 1999, donde ahora los malos no son los alumnos, sino un grupo de profesores robots descontrolados.

lunes, 8 de febrero de 2010

DAYBREAKERS (2009), de ILUSIONES EN TINIEBLAS


Por la mañana tempranito (al menos para mí) os remito al fantástico aunque escueto blog de mi amigo y colaborador CC Baxter, que hace poco ha reseñado Daybreakers, un título de vampiros futurístico, con un reparto de lujo, que tiene una gran pinta y que huye de Crepúsculos y otras basuras varias (pero cuidadín, que esta crítica que me ha cedido contiene algún ligero spoiler). Y no es que no me apetezca reseñar hoy, que conste. Disfrutad de su web y de sus críticas, que no tienen desperdicio.

http://ilusionesentinieblas.blogspot.com/2010/02/rompecrepusculos.html

domingo, 7 de febrero de 2010

VIERNES 13 (1980)


Ante semejante título, uno sólo puede pensar en el mítico asesino de la máscara de portero de hockey, o en cierto dúo cómico español. Y ni una ni otra. La primera película de la longeva saga (hasta el momento se han realizado 9 secuelas, un crossover con Freddy Krueger y un penoso remake made in Michael Bay) supone el inicio de una era. El comienzo de los maravillosos años 80 y de una nueva forma de hacer cine de terror, alejado de sutilezas y fueras de campo. El principio de una saga asociada a una época, y del slasher, que aquí empezó a cobrar protagonismo, pese a haber nacido años atrás, con Navidades Negras y La Noche de Halloween. Y aunque el asesino aquí no sea el del resto de secuelas (no delataré nada por si hay algún despistado o alguien que ha despertado recientemente de un coma), este filme constituye el nacimiento de un icono pop del género (el asesino Jason Voorhees).

El argumento, simplón como pocos, es conocido por cualquiera, incluso aunque no haya visto ninguna película de la franquicia: un grupo de jóvenes se dispone a reabrir un campamento, cerrado años atrás después del asesinato de una pareja. Todo parece girar en torno a la historia de un niño deforme y retrasado, que falleció ahogado en susodicho lugar, mientras los monitores que deberían estar vigilando, jugaban a los médicos. Y es aquí donde entra en juego el esquema del slasher: presentación de los muchachos a degollar, caza por parte del asesino de turno y enfrentamiento con la final girl, una vez que conocemos la identidad del villano del cuento.

Está claro que todo es sencillo, pero la obra tuvo un tremendo éxito, que generó todo tipo de merchandising, desde juguetes hasta videojuegos. También dio como resultado miles de copias durante la década, con ligeras variantes, pero dando a conocer el argumento del asesino de adolescentes cachondos, y poniendo de manifiesto que los campamentos son lugares perfectos para ambientar un largometraje de estas características.

La realización es bastante plana, los diálogos son sosos y los personajes, inexistentes. Pero a su favor, cuenta con unas ingeniosas y sangrientas muertes no vistas hasta el momento (mítica la flecha que atraviesa el cuello de un joven Kevin Bacon, tumbado en la cama), una oscura ambientación, una música atrayente (a pesar de copiar la pieza de La Noche de Halloween), y un final que ha pasado a la Historia del género.

Su director, Sean S. Cunningham, sólo ha vuelto a dirigir un par de veces más, aunque fue productor de otras entregas de la saga y de la ópera prima de Wes Craven: La Última Casa a la Izquierda.

Vale, no es la peli de horror del Siglo, pero es entretenida (aunque superada por otras secuelas) y siempre viene bien conocerla, para aprender su legado. Por cierto, que viernes 13, en los USA, es el día de la mala suerte. Por si acaso.

sábado, 6 de febrero de 2010

ESQUELETOS (1997)


David DeCoteau es un director de esos expertos en infraproductos destinados al más vil mercado del videoclub, con filmes que jamás veremos en televisión, debido al miedo de las cadenas, y que nunca le pondríamos a nuestro hermano pequeño, salvo para crearle un trauma que le convierta en psicópata en un futuro lejano. Es un discípulo aventajado del gran Roger Corman, que siempre se ha dedicado al cine de género en cuerpo y alma, pariendo películas sobre tablas de ouija asesinas, monstruos varios y con algunas joyas de culto en su haber, como la casposa pero divertida Creepozoides. El tío, al menos, sabe reconocer sus limitaciones (a lo mejor se las impone a sí mismo) y nos ofrece productos de serie B, Z y más allá, pero sin tomarse muy en serio y aportando entretenimiento, algo muy importante, de lo que se olvidan muchos de estos productos, que de lo serios que pretenden ser, resultan aburridos. DeCoteau conoce su condición de cineasta de serie B y hace alegoría de ello. Sus obras se dirigen a un público concreto y a un mercado muy particular, y el tío actúa en consecuencia. Es por ello que cuenta con fervientes seguidores en su tierra natal, y es considerado un gran entendido del cine de terror mundial.

De todas las características antes indicadas acerca del cine de este buen hombre, pocas se aplican al título que hoy comento, que podría ser su filme más serio, rozando la serie A, y con menos cachondeo. Aunque esto lo digo sin conocer toda su filmografía, que es inabarcable. A pesar de su título, Esqueletos no relata la historia de unos muertos calavéricos que se levantan de sus tumbas y matan por doquier, como me ilusioné en un principio. Va sobre un periodista, que tras una situación traumática y sufrir un ataque al corazón, se toma un año sabático y se marcha con su familia a un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra, con la sana intención de descansar y alejarse del ruido urbano. Se instalan en una bella casita rodeada de campo y tardan poco en congeniar con sus vecinos, que se comportan de un modo extraño, demasiado simpáticos y amables. Las comparaciones con la novela Saco de Huesos de Stephen King son inevitables, puesto que ambas obras se estrenaron con sólo un año de diferencia. Resulta que el buen periodista, galardonado con el Premio Pultizer, es visitado en su nueva vivienda por una mujer, que le pide ayuda para su retoño, un homosexual que ha sido condenado a muerte, por el asesinato de su pareja. La madre cree que él no es culpable de la fechoría, por lo que le pide al periodista que investigue el caso. Y ahí comienza la locura, pues todo el pueblo, simpático al principio, se vuelve en contra del hombre y su familia, sometiéndoles a todo tipo de putadas. Está claro que la gente del pueblo guarda un terrible secreto, y temen que este hombre lo descubra y rompa el equilibrio de su comunidad.

Se nota que el argumento es de todo menos novedoso y original, con una historia mil veces vista, sobre todo en la parte del acoso a la familia. Pero el director demuestra que sabe lo que está haciendo y nos regala una trama muy bien llevada, asfixiante e interesante, a pesar de que nos imaginamos pronto su resolución. El terror nos llega con el terrible asedio de los habitantes, tanto hacia el padre, la madre y el hijo, pero el periodista es bien orgulloso, y no se detiene ante ninguna traba. Aquí no se observan los temas clásicos de la serie B por ningún lado, pero hacia el final, la cosa se torna un poco rocambolesca y las influencias del director se notan. Pero esto no es algo malo, más bien todo lo contrario, pues nos ofrece un respiro y ciertos tópicos son bienvenidos, para llegar al momento final: un cierre intenso en la Iglesia de la localidad, donde se pretende impartir justicia.

Parece que la peli es un encargo hecho al director y la jugada le salió bien, aunque esta obra no sea muy conocida hoy día. Está respaldado por un grupo de actores sobresalientes, que lo mismo te parecen majos que unos malajes: Christopher Plummer y James Coburn, que crean unos ambiguos personajes en los que no sabes si confiar o no. La trama, sencilla, está bien hilada, y todos los detalles se nos desvelan al final, sin errores.

Un filme poco conocido, con una historia de sobra conocida, pero muy entretenido, con una buena fotografía y grande en su pequeñez.

viernes, 5 de febrero de 2010

MONDO ZOMBIE (1988)


La carátula de esta cinta de muertos vivientes me producía pesadillas de pequeño, cuando la veía en el videoclub, esperando para alimentar mis pesadillas, pasiva y mirándome en la estantería. Jamás me atreví a alquilarla y la había conseguido sacar de mi mente... hasta ahora. Y supongo que tardará mucho tiempo en volver a desaparecer de mis pensamientos tras haberla visto, pero de lo mala que es. Menos mal que no la vi de niño, porque mi amor al cine hubiese muerto por aquel entonces.

La peli intenta ser un homenaje a la trilogía de Romero y a Posesión Infernal. No se trata de un tributo velado, sino más bien casposo y con poca chispa, donde muchos personajes se llaman como gente perteneciente al género, como King, el comandante ¡John Carpenter!, el científico Savini, el agente Raimi o un tal Romero. Si esos detalles pretendían hacer sonreír al respetable público, no lo logran nunca. Por ejemplo, al empezar el asunto, un zombie llega a un videoclub y coge las cintas de George A. Romero, creador del zombie moderno, y Posesión Infernal de Sam Raimi, tras lo cual intenta hincar el diente al dependiente. Pero de verdad, resulta patético, pues el filme se toma en serio a sí mismo, creyendo llegar a los resultados de los anteriores títulos citados. Es una obra amateur a más no poder, donde se nota el amor del director por este género, pero mejor si hubiera trabajado en un videoclub.

Al principio, descubrimos que los muertos reviven por obra y gracia del virus diseñado por un científico chiflado. Asistimos a los ataques de los seres (cutres cutres) y cinco años después, el mundo está infestado por ellos. Sólo quedan pequeños reductos de humanos supervivientes, pero los zombies les superan en número y sus ataques son constantes. El Gobierno en Washington, ha creado un comando especial de cazadores de zombies, que son más inútiles que un compás en un examen de Literatura. Los científicos, de repente, descubren que el doctor que creó el virus, podía tener en sus manos el antídoto, por lo que el comando va en su busca. En su viaje se encontrarán con un grupo de religiosos, que están en contra del asesinato de los zombies, y se dedican a alimentarlos y a sacrificar humanos para ellos, de forma que se tendrán que enfrentar con ellos.

Las referencias continuas a otras obras donde los zombies son los protagonistas, no son pocas. El científico del grupo gubernamental intenta domesticar a los muertos, como en El Día de los Muertos, incluso creando un ordenador que les permite hablar. Penoso se puede definir el momento en que su zombie se pone a entonar el himno de los USA. Eso sí, el maquillaje de los seres está currado, a pesar de la poca pasta que habría en la producción. Y es que está clarísimo que esto fue directo a vídeo, nada de paso por cines, por vergüenza, más que nada.

Los actores son más malos que un yogur de limón caducado y la historia aburre hasta el hartazgo, pero es idónea para completistas del cine de devoracerebros. No hay otro género donde haya más pelis malas, debido a su enorme cantidad de obras. Muchas de ellas llegan a ser geniales en su cutrez, como la citada Posesión Infernal o Mal Gusto de Peter Jackson, pero su éxito radica en contar con alguien talentoso tras la cámara, cosa que aquí no sucede.

Por cierto, el final es ridículo y todo es demasiado enrevesado en algunos momentos, para más inri.

jueves, 4 de febrero de 2010

LA CUARTA FASE (2009)


La Cuarta Fase nos propone un experimento muy interesante, propio del mejor Íker Jiménez: un thriller sobrenatural basado en hechos reales, donde asistimos a los experimentos realizados por una doctora, tras la muerte de su marido en extrañas circunstancias, en los cuales somete a hipnosis a un grupo de pacientes, que parecen tener algo oculto en su mente y que no se atreven a dejar salir. No obstante, el planteamiento es más novedoso aún, utilizando imágenes de archivo, grabadas por la propia doctora, donde vemos el sufrimiento de los pacientes y las secuelas de esa hipnosis, que se entremezclan con las escenas rodadas expresamente para el filme. Conforme avanza la investigación de la doctora, interpretada muy bien por Milla Jovovich, aunque parezca mentira (nos hace partícipes de su agonía y su bajo estado de ánimo por la situación), nos percatamos de que los pacientes han sido abducidos por extraterrestres, que experimentan con ellos periódicamente.

Cogemos Paranormal Activity, le metemos un poco de Expediente X y añadimos un toque de El Proyecto de la Bruja de Blair, y nos sale esta película, que ha significado una grata sorpresa para mí, a pesar de las malas críticas que he leído por ahí. Por eso fui al cine esperando ver un tostón, pero salí con los testículos hechos unas canicas, muchas preguntas en la cabeza y un buen sabor de boca, gracias sobre todo al material de archivo empleado en la cinta. Al principio resulta un pelín sosa y tarda en arrancar, tirándose demasiado tiempo en presentar a los personajes al más puro estilo documental, con carteles y todo, pero cuando la doctora empieza a entrevistarse con los pacientes, comienza la marcha y no se detiene hasta el final.

El largometraje deja poco a la ficción, pues desde el principio, su director y guionista charla con la doctora afectada. Los actores sólo están para aportar veracidad a lo que sucedió entre caso y caso, para aquello que no está grabado, mas es un recurso necesario. No sólo sirve para rellenar metraje, sino para crear una historia verosímil, con unos personajes interesantes. Pero el punto álgido está formado por las sesiones de hipnosis, que aparecen grabadas en vídeo. Al verlas, la verosimilitud es completa y acabas con la carne de gallina. Son escenas escalofriantes, con unos audios increíbles y un fuera de campo que mejor no ver. Todo puede estar manipulado, por supuesto, pero hay muchas personas implicadas como para haber llevado a cabo una farsa así. Especialmente impactantes son las sesiones del tío de la cama y de la propia doctora.

Las fases del título hacen referencia a aquellas por las que pasan personas que han sido abducidas, y no con intenciones amistosas, precisamente. Olvidaos de ET y Encuentros en la Tercera Fase, porque aquí hay una fase más, la más terrorífica. El director ha hecho una gran labor para contactar con los protagonistas de la historia y crear una historia coherente, que emocione e impacte.

Puede ser que la cosa funcione más como programa de Cuarto Milenio o como documental, pero crea una atmósfera asfixiante y se atreve a mostrarnos unas imágenes tremendamente perturbadoras. Muy aconsejable para interesados en el tema de qué hay más allá de las estrellas, y para los que gustan de emociones fuertes. No recomendable para nenazas y enfermos del corazón.

No sé si los vídeos de las sesiones hipnóticas estarán en Youtube. Si es así, no os los perdáis.

miércoles, 3 de febrero de 2010

ILUSIONES EN TINIEBLAS

Aprovecho que queda poco para comer y no me da tiempo a escribir una nueva reseña, para promocionar el blog de un buen amigo, que se hace llamar CC Baxter en el universo cinéfilo y cinéfago. El nombre de su blog, nacido hace apenas unos días, es ILUSIONES EN TINIEBLAS, que hace referencia a la temática de la web, obvia para todos, ¿no? Pues sí, se trata de un blog más sobre cine, que intenta quitarnos lectores y anunciantes al resto, pero que ha sido creado desde el más insano amor hacia el cine y sus obras, con unas reseñas de calidad, donde Baxter demuestras sus amplios conocimientos sobre este arte. No hay más que leer su primera crítica, del musical Nine, para observar que el tío sabe y disfruta con esas ilusiones en las tinieblas de la sala de cine. Esperemos que su blog no sea una mera ilusión y siga escribiendo y deleitándonos con su prosa. Os lo recomiendo encarecidamente, para conocer una opinión diferente e interesante sobre el cine, no exenta de polémica, pero tampoco de sabiduría. Y a riesgo de resultar pedante, os copio el link del blog. ¡Que lo disfrutéis!

http://ilusionesentinieblas.blogspot.com/

lunes, 1 de febrero de 2010

EL SECRETO DE MI VECINO (2009)


Hoy me apetece comentar una tv-movie aburrida y del montón (de basura), como la mayoría de las escogidas por Antena 3 para hacer de nuestra siesta un ritual infernal y doloroso. Y es que esta película la "disfruté" el pasado fin de semana en dicho canal, que parece tener un contrato donde se estipula que los filmes malos de las productoras, deberán emitirse en él. Porque hay millones de películas para televisión buenas, seguro, pero jamás se estrenan en la sobremesa de nuestro país, que comprará las nefastas a cambio de las películas de estreno de prime-time.

Todas las pelis de esta calaña guardan una estructura similar, y esta obra de desastre no es una excepción, contando la historia de un buen arquitecto, cuya mujer es asesinada. Sus vecinos se apiadan de él, pero resulta que éste oculta un secreto, el del título, vamos, que ni es secreto ni es nada, ya que lo sabemos desde el primer minuto de película. Al principio lo intentan ocultar, pero el director es tan malo, que no sabe jugar sus bazas y enseguida sabemos hacia dónde irá todo. Más que una película de terror es un thriller, con el típico vecino majo que todos querríamos tener, pero que se dedica a acosar a la familia de marras, para hacerles la vida imposible. Hay mil títulos así, pero pocos tan desafortunados. El metraje es excesivo y estaba deseando que llegaran los anuncios, con el fin de alejarme de semejante aburrimiento. Una realización televisiva a más no poder y unos flash-backs vergonzosos, terminan por culminar este coñazo soberano.

Lo mejor del conjunto son los actores, con el gran Nicholas Brendon, uno de los protagonistas de la serie Buffy Cazavampiros, que se merece algo mejor que esto, y la cachonda de Chandra West, una madurita de esas que da gusto ver de vez en cuando. Ojalá ambos remoten sus carreras y se dediquen a productos mejores, pues ellos lo valen. Siempre me he considerado un fan absoluto del personaje de Xander, al que daba vida Brendon en la serie antes citada, que poseía un carisma tremendo y era más gracioso que Chiquito de la Calzada embadurnado de nata. Lo dicho, espero que a sus manos lleguen guiones más jugosos (o guiones, al fin y al cabo, que no repitan el esquema mil veces visto del acosador, con enfrentamiento final en la casa inclusive).

La foto que incluyo en la reseña es muy llamativa, pero es que no encuentro ninguna imagen de la peli, sólo ésta con el actor principal (Brendon, a la zurda de sus pantallas), en una película o serie que desconozco.

Pues eso, una birria aburrida sin suspense, terror ni ná de ná.