miércoles, 10 de febrero de 2010

LA HORA FRÍA (2006)


Si tenemos en cuenta que el director de este título es Elio Quiroga, cineasta especializado en el género fantástico, creador del polémico filme Fotos y del más reciente No-Do, y que se trata de una peli con un argumento de ciencia-ficción prometedor, podemos llegar a pensar que estamos ante una obra de culto de nuestro país, pero la verdad es que nos equivocamos gravemente. Una pena, porque la cosa daba mucho más de sí y se podía haber convertido en una grata sorpresa en el panorama del cine patrio, que tanto reniega del fantástico, allá por su fecha de estreno, un año antes de que Rec nos acojonara en las pantallas de medio mundo, dando un ejemplo de cómo hacer cine de terror efectivo,a pesar de sus defectos.

La Hora Fría podría haber sido el Aliens del cine español, todo un ejemplo a seguir para una nueva generación de cineastas amantes del cine de género en España, creadores de obras que dieran un vuelco a nuestra industria. Pero se quedó, desafortunadamente, en un quiero y no puedo que pasó con más pena que gloria por las salas de nuestro país, y que no se pudo vender bien al extranjero, a pesar de un argumento comercial, sin localismos y apostando por una historia global, que cualquiera en cualquier parte del mundo pudiera entender.

La sinopsis es muy interesante y llama la atención: tras una tremenda guerra nuclear entre los países más poderosos del mundo, nos hallamos en un futuro apocalíptico, donde apenas hay supervivientes y éstos deben enfrentarse a los humanos infectados por el virus creado en la contienda, que son llamados "extraños". Antes eran personas, pero ahora se han convertido en una especie de zombies que, si te tocan, te infectan también. Su número crece a diario y es difícil acabar con ellos. La película nos presenta a un reducido grupo de supervivientes, que se encuentran recluidos en un búnker, y que deben tener cuidado con los extraños, además de con las horas frías, momentos del dia en los que la temperatura desciende hasta límites insospechados, y unos fantasmas intentan buscar víctimas. Por ello, los supervivientes deben permanecer en sus respectivos cuartos y así no ser atacados por esos seres. Por otro lado, el día a día entre esas personas es duro, pues los alimentos escasean, así como la energía y las armas, y los enfrentamientos entre ellos son frecuentes.

Como se puede comprobar, el argumento puede dar mucho de sí, presentándonos personajes interesantes, los problemas y envidias entre ellos, los ataques de los extraños y las horas frías... Sin embargo, todo es demasiado previsible y soso. No se explotan las posibilidades de la historia como se debiera, y eso se resiente. Los personajes no interesan, a lo que ayudan unas penosas interpretaciones y unas situaciones risibles, como los cambios de ánimo del personaje de Pedro. Para más bemoles, en el búnker tiene que haber niños (¿quién pensó que era más aterradora una película al meter niños odiosos? La culpa es de Shyamalan) y encima protagonistas, sobre todo uno de ellos, que es un nefasto actor y peor persona. Su personaje es aburridísimo y la subtrama de su inmunidad hacia el virus de los extraños, ni es explicada ni explotada debidamente. Las relaciones entre los personajes son ambiguas, extrañas y al final dejan de interesar, pues no hay por dónde cogerlas. La que mejor lo hace de todo el reparto es Silke, especializada en anuncios de compresas, pero que aquí nos ofrece un personaje con matices, quizá el único de todos. Como dato curioso, la mayoría de los personajes tiene el nombre de algún personaje bíblico: Jesús, Judas, Pablo, María, Magdalena, Pedro..., pero esto es más un detalle que algo realmente importante para la trama.

Uno de los pocos momentos salvables es aquel de la incursión del grupo, en busca de medicamentos y armas, encontrándose con los extraños. La situación es asfixiante y el asunto parece que va a mejorar a partir de ahí, pero nada. Los extraños apenas vuelven a salir, aunque en todo momento son mencionados. Con respecto a los efectos digitales, son un pelín chapuceros, lo cual se nota en el diseño de los fantasmas de la hora fría. Y es que por mucha financiación que aparezca en los créditos iniciales, no sabemos adónde habrá ido el dinero invertido. Si al menos hubieran tirado por su condición de serie B, con algo de humor, hubiera sido distinto, pero todo es tan serio y dramático, que no nos lo terminamos de creer. Además, el final cuenta con mensaje ecologista y catastrofista, pero para mí sólo es un mal final, quizá el más fácil.

Me apena decir que la película es mala y aburrida, pero las cosas como son. De todos modos, Quiroga es un tipo con talento, interesado en el género que nos ocupa, por lo que le deseo un futuro próspero, plagado de mejores proyectos, más maduros e interesantes, porque seguro que se lo merece. Su siguiente filme, No-Do, también fue un pequeño fracaso. ¿Intentaría también meter a niños coñazo en la historia?

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